Necesito retomar el camino como un kerouac al uso y huir de las acometidas de la gran ciudad con el pronunciamiento de sus problemas y con el desconsuelo a destajo para cerrar cualquier salida. La querencia de la tierra llama a pesar de los rayos infernales y la voz insaciable de mi cuerpo clama por su encuentro. Mañana partiremos. Rumbo a poniente, último de los lugares donde vivificar las almas. Las nuestras, antes de volver a ser esclavos. Antes de que nuestro tiempo ya no nos pertenezca. Antes ya de que todo sea un sueño y seamos serviles números del capitalismo dirigido.
En el silencio de la noche resuenan con alegría los cánticos de mi tierra. Y es ese recuerdo el que hace aflorar el sentimiento de la blanca navidad. Destellos y ráfagas de valores desgastados con el tiempo. Ajados por el desuso y el derrumbe de las buenas intenciones y los actos honestos, humildes consignas de una fe humana resquebrajada en los tiempos de fechas celebradas. Por ello sana es la intención del buen deseo. Que no sea quimera como fiebre de vil metal. Costumbre cabal y querida la de una ilusión sentida año tras año al privilegio de la amistad sostenida en la vida. Al compromiso vital de hallar la estima y la Salud en carta cabal y en la fortuna dichosa de agradecer y sentir la vida cada día. Porque como la Navidad sea una plegaria constante en el nuevo año que te contempla. Como diría el Papa Francisco: “No vivamos una fiesta falsa y comercial”. Complicado empeño aunque resuenen los cánticos de Mi Pueblo. Feliz Navidad. Alma y aullido. JaviJerryLee ©️ 2022
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