Fiebre de Enero
Artículo publicado en el periódico digital La Opinión de Trujillo.
La fiebre es la causa que me encausa, por eso el tiempo es una cuestión que se diluye. He empezado el año con las ganas justas.
No es un buen año para quebrar razones e impartir justicia. La asimilación de los acontecimientos corre difusa, mientras la religión es bandera de violencia no consentida. Fustigando la libertad de prensa y amedrentando las conciencias.
Entre el poder y los fanatismos, pretenden la callada por respuesta y la crucifixión de los malditos o conversos. El miedo es el único argumento que sopesan sus inquisidores desfasados. Febril mirada que no asimila cápsulas de humor contra la depresiva realidad.
No sé si será la cuesta de enero, o el transitar de los años o el vértigo en el perfil de una vida, lo que me hace renegar. Es la experiencia y la costumbre diaria como enseñanza de los hábitos perjudiciales, que hacen perjuicio en el caminar. No pretendo con ello ser 'el abuelo cebolleta' de los antiguas viñetas del TBO.
Hace poco vi una película titulada "El tirador", en la que un soldado americano fue traicionado por su madre patria cuando realizaba un servicio especial, en una misión de paz en una zona de conflicto internacional. Tras lograr sobrevivir, se retira a una montaña para vivir aislado con su perro del mundo. El resto del argumento del film no viene a cuento.
Quizás sea este desamparo actual el que motive un deseo como el descrito, el abandono total de lo establecido.
Queramos o no, la asimilación de la sociedad empobrecida de valores y materializando al máximo la podredumbre de los gestos del mundo, es lo que hace complicado lo sencillo.
Vulgarizando la esencia, perdiendo la humildad de los quehaceres y de las formas, recuperando al famoso tango que recordaba, a pesar de los cambalaches, que el mundo fue y será una porquería. Letanía de los años, pero vamos, creo, a peor.
Disculpen mi talante pesimista, quizás contagiado del espíritu nostálgico a lo Enrique Urquijo o a lo Antonio Vega que me inunda. Aunque debido a estos lodos, contrarresto la agonía con Elvis resucitado en el ochenta aniversario de su nacimiento. Así pues, frecuento su música y su espíritu como acto de rebeldía romántica para mitigar las trazas de desaliento y los maltrechos ánimos de mis hados.
Para colmo, ahora que todos se creen señores a pesar de la catarsis de su inmoralidad, la impostura de sus hechos hacen que la locuacidad de su virtud pretendida sea hecho de ladrón, además de atropello a la razón y a la apostura de la justa medida.
El icono erótico de la Fontana di Trevi se fue para erotizar el cielo y el sueño de los justos.
Frisando ya la desgracia, otro mito se nos fue con sus senos voluptuosos en la esencia de la 'dolce vita'. Anita "la sueca" que embelesó las ensoñadoras sábanas del europeo medio y del españolito de turno. El icono erótico de la Fontana di Trevi se fue para erotizar el cielo y el sueño de los justos.
En este revoltijo de sensaciones, otra me da más escalofríos: los doscientos muertos al año consecuencia del frío en tierra extremeña. La tasa más alta de todas las Comunidades de España.
Desasosiego e incredulidad, el picón no es suficiente para modernizar las temperaturas de los domicilios extremeños para que los cuerpos no se estremezcan en la fría crisis, entre la inoperancia de quien corresponda.
A pesar de este frío, he podido reconfórtame con algo de calor al contacto del encuentro y peticiones de viejos amigos y lectores de esta columna, reconfortando el alma del pretendido escritor.
Así pues querido Miguel, no olvido tu consejo que trataré de retomar una vez que la ironía y el humor me recupere para los tiempos, a pesar de la censura psíquica y de los grupos de cerrados extremistas que tratan de ser bienhechores del mal que representan.
Abríguense pues y disfruten de mi ausencia hasta que el tiempo vuelva a invitarnos al reencuentro.
Kerouac97@hotmail.com
En el silencio de la noche resuenan con alegría los cánticos de mi tierra. Y es ese recuerdo el que hace aflorar el sentimiento de la blanca navidad. Destellos y ráfagas de valores desgastados con el tiempo. Ajados por el desuso y el derrumbe de las buenas intenciones y los actos honestos, humildes consignas de una fe humana resquebrajada en los tiempos de fechas celebradas. Por ello sana es la intención del buen deseo. Que no sea quimera como fiebre de vil metal. Costumbre cabal y querida la de una ilusión sentida año tras año al privilegio de la amistad sostenida en la vida. Al compromiso vital de hallar la estima y la Salud en carta cabal y en la fortuna dichosa de agradecer y sentir la vida cada día. Porque como la Navidad sea una plegaria constante en el nuevo año que te contempla. Como diría el Papa Francisco: “No vivamos una fiesta falsa y comercial”. Complicado empeño aunque resuenen los cánticos de Mi Pueblo. Feliz Navidad. Alma y aullido. Ja...
Apreciado Jerry Lee, confío en que, con el avance del año y ya con la compañía de una preciosa perrita (como ese protagonista del que nos hablas), la visión del año haya ido mejorando.
ResponderEliminarSi no es así, no dejes de escuchar al gran Elvis, un bálsamo para todas las heridas del alma.