Coronavirus. Día 34
“Sara y el virus”
Como os dije ayer, un proyecto pretendía de nuestra colaboración. Presto confirmé la prestancia de mi intento. Sobre todo por la amistad que nos une. También como solvencia del Peter Pan que llevó dentro. Y que mi hija sea protagonista de unas aventuras pergueñadas por su padre y legado de la memoria. A la vez que impulsor de ciertos valores.
*el enlace https://youtu.be/R9Nd0ME1r0Q
os lleva al cuento oral. Posiblemente os guste más. Mis próximas colaboraciones en forma de cuentos podrán verse en https://comunicabienestar.wordpress.com
El cuento dice así.
“Sara y el virus”
Como os dije ayer, un proyecto pretendía de nuestra colaboración. Presto confirmé la prestancia de mi intento. Sobre todo por la amistad que nos une. También como solvencia del Peter Pan que llevó dentro. Y que mi hija sea protagonista de unas aventuras pergueñadas por su padre y legado de la memoria. A la vez que impulsor de ciertos valores.
*el enlace https://youtu.be/R9Nd0ME1r0Q
os lleva al cuento oral. Posiblemente os guste más. Mis próximas colaboraciones en forma de cuentos podrán verse en https://comunicabienestar.wordpress.com
El cuento dice así.
La pequeña Sara en un día lluvioso miro por la ventana. Los cristales reflejaban tristeza. Y el ambiente era oscuro.
Al día siguiente la lluvia dejó las calles. Sara volvió a asomarse a la ventana. Con la cara expresó gestos claros. Un primero de asombro y sorpresa. Otro de duda. Acudió a su padre y le preguntó: Papá, papá. ¿Por qué el día es triste y oscuro si la lluvia pasó???
El padre se asomó también a la ventana y dijo: - Hija el problema es nuestro. No tuyo y mío solo. Sino de toda la humanidad. Del mundo que consume muchas cosas y crea humos y basuras. Es lo que llamamos contaminación y eso al ambiente les afecta mucho. Entristeciendo a los animales y a las plantas.
Pasaron los meses y un virus viajó por España. Hizo que la gente se quedará en sus casas. Para que todas las personas se cuidaran y aprendieran a quererse más.
Sara seguía asomándose a la ventana. Un día su padre al ver que cerraba la ventana con cara de alegría, le pregunto: - Sara por qué estas tan contenta??
A lo que Sara respondió: - papa, papa he podido escuchar varios cantos de pájaros. Nunca antes los había podido escuchar tan claros.
Otro día Sara notaba que veía más claro cuando miraba al exterior. Era como si viese una foto en brillo y no en mate.
Así siguieron pasando los días. Hasta que el virus consiguió que todas las personas se quisieran mucho. Entonces decidió continuar su camino y marchó a otras ciudad. Se despidió de los niños diciéndoles que al día siguiente la ciudad les iba a encantar.
Al amanecer Sara se dio cuenta que el virus no les engañó. Madrid estaba más limpio, se respiraba mejor, los parques estaban verdes y exuberantes de vegetación, con tonalidades intensas y olores agradables. Los animales corrían divertidos y muchos habían teñido cachorros.
En vista del resultado las autoridades locales hicieron normas nuevas. Que ayudarán a la naturaleza a crecer sana y a los humanos y a los niños les enseñaron a quererla como si fuera uno más de la familia. Los animales como agradecimiento les enseñaron que con respeto y unión la vida es más bonita.
Y colorín colorado .... este cuento se ha acabado.
En madrid a 15 de abril de 2020
Apreciado Jerry Lee, no sé si darle la enhorabuena a usted por la publicación o a nosotros por poder disfrutarla (y, además, de dos maneras).
ResponderEliminar¡Gracias! Con su permiso, comparto su bonito relato.
Mantienes siempre arriba la moral gracias por el cuento
ResponderEliminarGracias por el cuento y hacernos soñar. Con tu permiso voy a compartir. Un abrazo lleno de energía y esperanza
ResponderEliminar¡Un Cuento precioso!. Siga contándonos más.
ResponderEliminarFantástico cuento. Gracias por darnos la sonrisa de la naturaleza a través de Sara.
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