El quehacer del parasito. Herrumbre desganada que carcome la voluntad. Testigo de la crisis endogamica que castiga y mata. Enfebrecido tormento que encuentra su premio en el inocente. Laboris en su mundo y despreocupados por las nauseas que dejan atrás. Por los despojos traicionados. Por la mano en el brazo. Y la sociedad se pudre. Carcomiendo con insistencia los valores aprehendidos. La voz de la conciencia mutilada. Las imágenes carcoma interior de venta en los quioscos. Y los muertos suman puntos en los repuntes del noticiero. La muerte vende y la corrupción vence.
Mientras el tronco sigue sintiendo un cosquilleo dulzón. Y la negra espesura del lodo cancerígeno va ahuecando su dolor. Dulce muerte. Suave y dulce muerte.
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