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"Historia de un ignorante y una taimada". Entrega tercera.

El, cada vez estaba más centrado en su trabajo. Las peticiones económicas de la dama comenzaron a ser asfixiantes. Los padres de él ya se habían cansado de soportar tan alto y espectacular ritmo de vida. Por eso, las relaciones eran mas frías, distantes y extrañamente enredadas.


Maquiavélicamente lo dominaba y él por miedo a los problemas que siempre tuvo no supo enfrentarse a tiempo a pesar del cariño. Le hubiera salvado de su actual situación. Se distancio de toda su familia. Algunos amigos le quedaban. Aquellos que habían pasado la criba y se dejaban dominar, aunque inconscientes en determinadas reuniones se dejaban arrastrar por ella y olvidaban al resto.


Las muestras dolorosas se hacían patentes cuando prohibió la entrada de los padres sin su presencia en la casa. Era humillante. Solo les llamaban cuando necesitaban algo o simplemente el chantaje emocional que dispuso para que los pequeños gozasen de todos los materiales y prohibitivos antojos que el matrimonio no se podía permitir.


A veces, con la excepción de la sorpresa se enfrentaba a ella. Quizás consecuencia del estrés laboral. La molicie financiera le daba valor para echarla en cara su poder. Recalcar la expresión con la frase: tu sólo quieres disponer de todo y hacer lo que quieras. Esa era su válvula de escape. Su anestesia al mundo que había creado.


Lo peor fue cuando la tela de araña comenzó a crecer esparciendo el primer bosquejo entre un entramado legal que se fue agigantando como un tsunami devastador. El bote salvavidas tenía dueña y cuando quisieron darse cuenta de las argucias legales hábilmente conseguidas con el beneplácito ignorante de todo el que fue camelando y trasformando. Cuando quisieron darse cuenta del error la situación ya no requería de ninguna solución.

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