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"Mundo abismal. Incomprendida letanía".

Con la gallardía anestesiada como poniente en el filtro de la dormidera. Las ganas se recrean en la necrópolis del espermatozoide en el ovulo. Sin sal y pimienta la ensalada vital se queda más oscura. Y el sabor se filtra por los ojos rasgados que no ven. La mirada extraviada como viento de Occidente. Y los vientos del pueblo se quedan atrapados en los ecos del pasado contemplando las buitreras. Los años no pasan en balde y la bandeja en el horno requema los grados del instinto marchito. Queda la lastima recogida del suelo y la escoba no da a basto. En un soliloquio de extremada suciedad los resquemores del escepticismo se desnudan y se muestran. Y la tela de araña que forman los abrazos que se dan en forma de hipoteca hipotecamos nuestras vidas. Aferrandonos de una manera constante a la reversión de la abolida esclavitud. Zombis a cambio de unas cenizas en el universo. Hay pelea en el corral por quien es el más rico del cementerio. Mientras los cariños bajan su cotización y el mero hecho de amar es un reflujo del pasado devaluado. Demos paso a la insana sinrazón del que golpea su talonario con gesto nervioso y sonrisa triunfal. El que se va de rositas con cara de póquer. El que yerra la cata abierta y encuentra la mena que no le pertenece. Como el que regala ganga con la mirada de un perdonavidas. Y en esta zozobra de violencia callada, de bulling a cucharadas soperas de ricino. Y oiga usted no se queje que sigue vivo. Toda respuesta en la cola del paro. Sujetos a las reglas del cúmplalo usted hoy. Mañana quien sabe si yo lo cumpliré. Creo que no. Yo tengo limusina y jet privado. No me permito hablar de leyes. Mi único cometido incumplirlas. No es tan fácil sino tienes las compañías apropiadas. U esto o lo otro. Es decir nada. Lo tomas o lo dejas. Que los poderosos se rían en tu cara es arena de otro costal. O hazte masón o quizás mamón, puede que se te de mejor. Y las heridas no supuran en el horizonte y los pecados se hacen penitencia en la conciencia de los pobres y los pecados se hacen necesarios y perdonables en las siluetas de los que son. Y uno se cansa en cualquier borde de la escalera donde se asiente. Y los bordes se hacen futuribles y los fantasmas se hacen eco de un mundo violentado y frecuentado de olvido.


Así que prefiero disfrutar del paisaje de aquella musa bella y de la relectura de un poema escogido al azar. Quizás la suerte sea descubrir la respuesta positiva a todo este complejo enigma negativo.

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