Ir al contenido principal

"Manolo Fernández y el secreto". Tercera parte.

Debía visitar o ver a alguien de algún medio que posibilitase la libertad de creación. Era el camino para encontrar el secreto. Pero lo que no quería era que nadie saliese perjudicado. No debía levantar sospechas. La comandancia de inteligencia o como tapadera los servicios estadísticos me habían dado cuarenta y ocho horas para darles una razón.


Me desperté con los sueños por hacer y con el día y las ideas por deshacer. Que imperioso tormento me azuzaba los sentidos que un sorbo de café con leche no mitigaba las melodías sin autores y el hambre de sucesos no se calmaban con el muerdo consciente de un buen emparedado.


Con la solvencia de la curiosidad del buscón me enfrasque unas horas en la veloz e infinita red de los mercaderes de la información. Pero con el cuidado de un buscavidas. Un trampeador de ilusiones que rebusca en los instintos de la luz. En la tierra de las mil danzas y en las cosechas de Wilson Pickett me adentré para alimentar mi espíritu inquieto.


Vestí mi rostro con la amable tela de la sorpresa cuando descubrí la celebración de una efemérides. Se trataba del excelso y gran locutor Manolo Fernández. Trabajador incansable de las ondas. Vaquero de las melodías de la "americana música". Eran cuarenta años surcando las diversas velocidades de los tres acordes y como toma uno de referencia de los acólitos del compás. Estaba de suerte. Ya que, además de mi admiración por él podría quizás certificar lo que estaba buscando. Como justificante festivo de tan gran evento se iba a celebrar un concierto en su honor. La antigua sala Fundadores sería la sede donde unos cuantos grupos de fervor rockero y amistoso se dispondrían a tomar una eucaristía musical al encuentro de unos seguidores inmemoriales bajo el auspicio del maestro de ceremonias y gran gurú: Manolo Fernández.

Comentarios

Entradas populares de este blog

“Buen deseo sea otorgado”.

En el silencio de la noche resuenan con alegría los cánticos de mi tierra. Y es ese recuerdo el que hace aflorar el sentimiento de la blanca navidad. Destellos y ráfagas de valores desgastados con el tiempo. Ajados por el desuso y el derrumbe de las buenas intenciones y los actos honestos, humildes consignas de una fe humana resquebrajada en los tiempos de fechas celebradas.  Por ello sana es la intención del buen deseo. Que no sea quimera como fiebre de vil metal. Costumbre cabal y querida la de una ilusión sentida año tras año al privilegio de la amistad sostenida en la vida. Al compromiso vital de hallar la estima y la Salud en carta cabal y en la fortuna dichosa de agradecer y sentir la vida cada día. Porque como la Navidad sea una plegaria constante en el nuevo año que te contempla.  Como diría el Papa Francisco: “No vivamos una fiesta falsa y comercial”. Complicado empeño aunque resuenen los cánticos de Mi Pueblo.  Feliz Navidad. Alma y aullido.   Ja...

Redes Sociales

Artículo publicado en el periódico digital La Opinión de Trujillo el  | 12 de Noviembre de 2013 Hace poco mi amigo Julio me escribió para sugerir un tema sobre el que versar uno de mis artículos. Esta es otra manera de alimentar al articulista de turno con las ideas del lector. Una forma más, también válida, de hacer que la comunicación se generé entre los lectores, ya que puede ser pulso vital del estado de la realidad. Centrado en otro de los vehículos de la comunicación: la visión de las redes sociales como un peligro para todos los internautas por su capacidad de influencia y de dirección. Esa fue de manera sucinta su argumento. Indudablemente, sobre este aspecto nada que objetar pero si puntualizar. Las Redes Sociales como otros poderes facticos de nuestra sociedad, tienen la facilidad de poder dirigir las opiniones o, al utilizarse como medio de masas, puede facultar ciertas tendencias, debido a la multitud de lectores o clientes prácticos y en po...

Coronavirus día 54 del voto del lector

Coronavirus día 54 Del voto del lector Podría ser a estas alturas del ensimismamiento que las letras tuvieran que callar o proseguir. Después de ver espectros de lo que deberían ser, gerentes de nuestra prosperidad. Esos delegados del pueblo que tanta grima me dan. Cada año más. Podría ser que la prórroga del estado de alarma, tuviera también que ser pedida a mis lectores por mi parte.  Cuando escucho en mi silencio un grito de miedo. El cansancio que ciega mis pasos no da paso La Luz de mi sombra. Ya que los sueños mutilados no pudieron hacer fenecer. Que el camino del regreso es un camino por ver en la mirada de tu porvenir. Que las heridas no desangran los pensamientos de la única fe de tu compañía. Ya no urge la hora de la dentellada y el aullido brota diario, espontáneo como lo que me gustaría ser.    La Libertad es una teoría de lo abstracto en este consumo desaforado de capitalismo y candombe de proletariado explotado en la raíz de su necesi...