Ir al contenido principal

"Profunda emoción"

Que profunda emoción recordar el ayer. Decía Charles Aznavour en una canción que giró por el continente europeo con el garbo de un romántico en pose de cita. Galán de apostura febril y tiempos inocentes.

Emoción si cabe más cuando recuerdan a los tuyos. A los que se fueron y con hechos sencillos y humildes una lágrima acongoja el camino sabiendo de la tierra labrada del que se fue. Dejando los frutos crecer para remedo de la tristeza y orgullo del son que te alimenta en su recuerdo.

Haz bien y no mires a quien, dice el dicho popular. Y es tan digna verdad como el sol que te alimenta. Como fruto de vida del que yace. Eco sonoro del que esta. Así he podido contemplar con buen talante y con gesto sentimental como gentes de diversa condición y escalafón social responden a la llamada de solidaridad en estos tiempos que corren. Incluso me congratulo de conocer a las monjas de la beata Mariana que con su pulso de amor y compañía me acompañaron en la enfermedad de mi padre y ahora, hacen compañía a mi madre. A las vecinas que siguen el pulso diario. Al barrio que me nombra en boca de mi padre con el sabor de su humor y las bromas que gastaba. Y la ayuda desinteresada de mi madre. A las gentes cercanas y no tanto del pueblo por dar sabor a mis raíces y por sentir el apoyo en las visitas recibidas.

Así el dicho haz el bien y no mires a quien, aunque sea paradigma y tópico. Es complicado creer que se lleve a la práctica. Pero yo doy fe en las personas de mis padres. Y en la reciprocidad del que da sin espera y esa es la cuestión.

Si no en tiempos de crisis como estos griten la canción de Jonh Lennon o incluso las mismas canciones de los Beatles que hablan del amor y compartir.

Fruto de esta reflexión y vivencia espero sacar el próximo lunes en mi artículo semanal en el periódico digital La Opinión de Trujillo un tipo de solidaridad alternativa al capitalismo común.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Coronavirus día 24 Esperanza la de la residencia

Coronavirus día 24 De la tristeza a la alegría solo hay un paso. En este vaivén circular solo hay que tener paciencia. El animo es inquieto y las noticias positivas siempre son consideradas. Descenso de muertes, ingresos en UCi y aumento de altas hospitalarias. Continuamos la lucha.    He recibido correo electrónico de una señora. Algo contrariado no dejo de sorprenderme.  Querido JaviJerryLee o como quieras hacerte llamar. Sigo con atención tu página y, quisiera darte a conocer otro enfoque.  Me llamo Esperanza y hace un par de días cumplí años, 94 para ser más precisa. Como bien puedes saber, he pasado por diversos acontecimientos en España. He vivido el hambre y la caridad. Pude cursar estudios, gracias a mis padres. Tenían un comercio que alimentaba al pueblo cuando no gozábamos del desarrollo de hoy día. Lo más grave, espero no se repita consecuencia de una guerra. Magisterio terminé y tuve la suerte de ejercer. A pesar de que no éramos muy bien remunerados

Coronavirus día 63 de la decisión

Coronavirus día 63 De la decisión  Ora ya la mañana en el despertar de un mayo anodino. Ora ya la hora del pulso encendido. Ora ya la decisión. Sin apercibir el pensamiento, en su silencio ora la necesaria firmeza para elegir a cada instante. Como todos.  Se dispuso a fregar con instinto asesino, un hombre de calmoso pulso. La decisión que debía tomar era la causante de sus nervios. Algo le decía que no era fácil y cualquier opinión al respecto iba a fracasar. Nada le haría convencer. Estaba condenado. Su deriva traería consecuencias.  Los niños jugaban en el jardín, bajo la atenta mirada del anciano. Para él, después de su crisis emocional, sus nietos le habían dado vida. Cuando eran mas pequeños, todos los días los llevaba y recogía del colegio. Se quedaba contando historias y jugando, mientras sus padres salían a divertirse o crecían en sus respectivas carreras profesionales. No debía olvidar que comenzaron en un pequeño apartamento. Cuando el abuelo se

Coronavirus día 34 Sara y el virus

Coronavirus. Día 34 “Sara y el virus” Como os dije ayer, un proyecto pretendía de nuestra colaboración. Presto confirmé la prestancia de mi intento. Sobre todo por la amistad que nos une. También como solvencia del Peter Pan que llevó dentro. Y que mi hija sea protagonista de unas aventuras pergueñadas por su padre y legado de la memoria. A la vez que impulsor de ciertos valores.  *el enlace  https://youtu.be/R9Nd0ME1r0Q os lleva al cuento oral. Posiblemente os guste más. Mis próximas colaboraciones en forma de cuentos podrán verse en  https://comunicabienestar.wordpress.com El cuento dice así.  La pequeña Sara en un día lluvioso miro por la ventana. Los cristales reflejaban tristeza. Y el ambiente era oscuro.  Al día siguiente la lluvia dejó las calles. Sara volvió a asomarse a la ventana. Con la cara expresó gestos claros. Un primero de asombro y sorpresa. Otro de duda. Acudió a su padre y le preguntó: Papá, papá. ¿Por qué el día es triste y oscuro si la lluvia