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De escraches, miedos y culpables

De escraches, miedos y culpables

artículo publicado en el periódico digital La Opinión de Trujillo el 15 de Abril de 2013

Contada la expresión se fue cabizbajo. Estaban arrostrando las almas al interior de una cueva sin fin. El retorno era una anestesia de olvido que impedía recordar. Los cabellos se hicieron tan grises en menos de un estornudo. Su intención cercenada por las escasas ganas de luchar como antaño en época de juvenil trazo.
Su intención no era huir, no tenía fuerzas. La abducción sería la condena para ser esclavo de un cordero con el verbo silencioso y el suspiro resignado como única vía a la que asirse en su frustración diaria y perenne en los lazos de su persona.
Los impactos sonoros que iban descargando de una manera reiterada y como en un bucle sin solución de continuidad la palabra regalada era la resignación de la condena de sus vidas. La fuerza se les iba y el sumidero de la rebeldía era una película en blanco y negro que hasta los títulos y los actores yacían suministrados de borrones y la tinta difusa impedía ver su significado de todo ese significante anestesiado. Ni siquiera un escote de susto era ardid para una revolución. Las señales de humo ahogadas por la humedad de la censura censurada y por el mutismo ramplón presidencial.
Último hombre libre, ¿dónde estás? Que el capítulo de nuestras vidas es una inyección de crisis. La luz es la antesala de la visión de los poderosos. Yace la luz de la esperanza y abril de aguas mil es antesala de lo que nos quieren vender. Desastre total de bienestar que todos ellos pretendieron. Que el dinero no corresponde al que lo trabaja porque es un favor de los que te permiten vivir. Paga el aire que respiras. Paga los pasos que das. Y paga tus ideas e ideales perdidos. Porque tu misión es engordar el rebaño y exprimir tus ubres hasta extinguir la gallina de los huevos de oro.
Por eso la disidencia del falso discurso que nos vendieron es la nuestra. Derecho a la palabra y a la vida, obviando los poderes que nos quieren encorsetar nuestras cinturas, oprimiendo nuestro oxígeno. Que aún no saben cómo vendernoslo para fustigar más nuestras físicas almas en pena, verificando que otros mundos son posibles a pesar de la idea catastrofista de los que nos gobiernan, mundo construido por indeseados. Porque la dignidad no se olvida y se lleva en mano. Porque con nuestro derecho a opinar y la libre libertad de expresión no pueden jugar y malgastar nuestras vidas. Ya sostenemos las suyas y sus derroches. Porque con la compañía de otro de nuestros ausentes mentores nos liberaran de nuevo con el reproche de nuestras voces.
A pesar de que increpen a los escraches, (palabro que no me gusta y hasta desconocía su existencia), porque quieren silenciarnos y que nuestra vida sea muda y gris, esclava de sus vidas y mercancía de sus ejecuciones. Aguanten y asimilen sus responsabilidades porque ya estamos cansados de tanto ‘Alí Babá’ y sus incontables ladrones: sean moros o cristianos, rojos o azules, blancos o negros, zurdos o diestros. Maldigo el destino de los que no desean y luchan por el bien común. A pesar de mi natural escepticismo y de mi descreimiento hacia el ser humano.
Una mayoría absoluta e incapaz tiene miedo de que los Tribunales de Justicia europeos les hayan quitado la razón a los que manejan una Ley Hipotecaria a su antojo.
No pretendan hacernos ver su indefensión, ya sea porque una mayoría absoluta e incapaz tiene miedo de que los Tribunales de Justicia europeos les hayan quitado la razón a los que manejan una Ley Hipotecaria a su antojo. Y a una oposición, desubicada que hundía sus principios en favor de un abuso del derecho, de los que todos sabemos pero no quieren pedir responsabilidades y sí criminalizar al débil, siempre y cuando los escraches sean actos responsables, de opinión pública, pacíficos. Es una manera de llegar a los representantes del pueblo porque ellos sí vienen a las casas y a las pequeñas empresas cuando necesitan el ansiado voto.
Hay un fuerte olor a mierda en el Parlamento desde que blindan la cámara baja de jaulas y policías armados por todo el perímetro callejero. Recuerda esto a un Estado democrático en una banana en ojo ajeno. Pero el verdadero miedo es la palabra o como diría Celaya la poesía es un arma cargada de futuro, verbo e idea, pensamiento y respeto.
Recuerdo de los derechos fundamentales. Porque ahora, con todo este revuelo llama la atención, en dos años la bajada de cuatrocientos mil euros a doscientos mil por poner un ejemplo. Llama la atención, esta estafa consentida de huevos de oro corruptos entre banqueros, políticos, constructores etcétera, que se lo llevaron crudo con sonrisa vacilante y chulesca, con el beneplácito de todos desde tiempos perdidos, quizás desde González y los demás. Lo que esta claro, es que la vocación democrática de nuestros representantes ha sido un embuste de difícil absolución. Ardan los conceptos en el miedo de su escaño y se den cuenta de los errores cometidos sin que nos tengan que llamar la atención los Tribunales europeos. O es esa, la marca tan manida de España que nos quieren vender; quizás, solo les interese esa marca para una cosa; tal vez deban ser todos imputados por fraude a los electores y a los ciudadanos que sí respetan la ley.
No me parece justo que quieran culpabilizar a la generalidad de los que expresan una opinión contraria y a veces constructiva, porque el ocaso de la democracia es el silencio y el silencio es el miedo a ser perseguidos.
No enfrenten a la opinión pública y a los medios de opinión independientes en el fragor de una batalla y una culpa en pos de un delito inventado, porque la justicia es ley pero la ley no siempre es justa. Todo depende del poder del que la maneje, si no recuerden, tasazo al canto y sin rechistar. Su único consuelo será la almohada y las lágrimas de impotencia derramadas.
Por eso y, aunque disfruten de mi ausencia esta semana no me callarán. Por favor, no dejen de trasmitir la libertad de expresión con el respeto a los demás. Ejerzan con sinceridad el respeto democrático. No dejen de inculcar la democrática expresión de la política que nos quieren robar y confundir de términos.
Escuchen a los que les han consentido su poder. Y por supuesto no nos dejen en la estacada y huyan. Porque eso sí que es de cobardes, con la que tenemos encima.

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