Fco.Javier Fresneda Diadosa y su alterego Javi Jerry Lee publicaron dos poemarios "Aullidos de vida y otros lamentos" y "Aullidos diversos en las orillas del tiempo disperso". Pensaron plasmar sus aullidos en este blog para combatir los rigores de este mundo de zozobra. Siendo un intento vano, sencillo y cotidiano de mostrar la vida a través de la visión de un tipo normal que vive su canción y sobrevive en este mundo de jungla y cristal.
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Desplante laboral o tomadura de pelo
Artículo publicado en el diario digital La Opinión de Trujillo el 14 de Mayo de 2013
Un gran presagio equivocado pobló su destino. Las amplias miras se quedaron cercadas en puertas entornadas. Nadie esperaba que fuera un perdedor con sonrisa de ganador. Sus lágrimas le agarraron tan fuerte que sus cojones se volvieron mínimas expresiones. Minutos al despego del afecto. Ni sus gafas de sol le impedían esconderse del mundo.
Su obsesión escapar de una cruda realidad con la vehemencia del que existe y no espera nada a cambio. Porque de nadie esperaba nada y de nada quería la urgencia de una deuda. Su comportamiento, de ausente en la sonrisa varada de un mundo que no tragó y con el complejo de no mandar a nadie a lamer la culpa de otros, silenció su desgaste.
Incomprendido entre los restos, olvidado entre los ausentes quizás, por algunos querido, pero su estado cada vez más lamentable, eran gritos de soledad, indultado de cualquier apreciación errónea por una imagen distorsionada. El lamento era germen de imagen y buena intención. Más bueno que tonto, más iluso que hambriento. Sus sueños, la libertad enquistada en un pasado rebelde, añorada por siempre como un amante de platónico pecho y quebrado pecado.
No hacía más que retorcerse en la implicación de un taimado. El tiempo se le escapaba como sonrisa fértil y la fuerza efectiva de la gestión misma era invisible. Inevitable rebelión surgida por entré el profundo de su ego agazapado y baldío.
Incomparecencia de afectos en el semblante de su presencia, se sentía utilizado como tantos años atrás. La frustración era calzado habitual de lunes a viernes. Su silencio, su única tabla de salvación. Despreció lo cotidiano en las mismas apreciaciones despreciadas. Culpable y condenado. Tuvo tiempo años atrás en decir simplemente no, pero el tren se le escapó. La costumbre de cogerte del brazo antes que de la mano. Acostumbrarse a unos privilegios como algo natural. Ahora, nadie sabía nada ni nadie apreció tanto esfuerzo y buena cara ahora perdida. Sólo los nervios planeaban constante sobre su estampa y su miedo condición de salario. Era su mundo laboral el espejismo que le condenó. Reo del tiempo perdido, de los mal educados que tuvo que aguantar por no mandarlos al pairo y olvidar los malos modos en una hoguera de negativos deseos ardiendo sin culpa conocida.
Posiblemente, nuevas víctimas estarán rellenando el expediente de un ERE o la condición injusta de un quebranto de convenio. De mortal despido ya que, exprimir es gratuito y, la vida laboral solo espera pringados que le den presencia a un “sí, bwana”. Todos contentos en esta basura consentida de mentira y falsedad.
Aunque en esta hecatombe laboral sigan existiendo los cómplices del fraude y los pícaros lazarillos modernos al servicio de las prestaciones y las subvenciones. Al paso equivocado y al egoísmo desmesurado, y aunque no lo parezca, al sarcasmo revestido del lloro.
Menospreciando cualquier ayuda con tal de trabajar. Porque algunos, los menos, desde la tumbona contemplan un póster, por ejemplo, de Salvador de Bahía o La Habana, para que el sol caribeño les dé el suficiente calorcito para despabilar cualquier atisbo de solución y poder seguir viviendo del cuento de las hadas.
Me despido ya hasta la semana que viene. ¡Que más quisiera yo que poder hacerlo tomándome un cocktail refrescante al pie de la piscina mientras doy vueltas a mis ideas de pícaro sea cual fuese mi posición! Pero eso sí, sin engañar ni reírme de nadie, todo sea dicho. Les dejo con la consigna que por siempre les recuerdo: disfruten de mi ausencia.
En el silencio de la noche resuenan con alegría los cánticos de mi tierra. Y es ese recuerdo el que hace aflorar el sentimiento de la blanca navidad. Destellos y ráfagas de valores desgastados con el tiempo. Ajados por el desuso y el derrumbe de las buenas intenciones y los actos honestos, humildes consignas de una fe humana resquebrajada en los tiempos de fechas celebradas. Por ello sana es la intención del buen deseo. Que no sea quimera como fiebre de vil metal. Costumbre cabal y querida la de una ilusión sentida año tras año al privilegio de la amistad sostenida en la vida. Al compromiso vital de hallar la estima y la Salud en carta cabal y en la fortuna dichosa de agradecer y sentir la vida cada día. Porque como la Navidad sea una plegaria constante en el nuevo año que te contempla. Como diría el Papa Francisco: “No vivamos una fiesta falsa y comercial”. Complicado empeño aunque resuenen los cánticos de Mi Pueblo. Feliz Navidad. Alma y aullido. Ja...
Coronavirus. Día 34 “Sara y el virus” Como os dije ayer, un proyecto pretendía de nuestra colaboración. Presto confirmé la prestancia de mi intento. Sobre todo por la amistad que nos une. También como solvencia del Peter Pan que llevó dentro. Y que mi hija sea protagonista de unas aventuras pergueñadas por su padre y legado de la memoria. A la vez que impulsor de ciertos valores. *el enlace https://youtu.be/R9Nd0ME1r0Q os lleva al cuento oral. Posiblemente os guste más. Mis próximas colaboraciones en forma de cuentos podrán verse en https://comunicabienestar.wordpress.com El cuento dice así. La pequeña Sara en un día lluvioso miro por la ventana. Los cristales reflejaban tristeza. Y el ambiente era oscuro. Al día siguiente la lluvia dejó las calles. Sara volvió a asomarse a la ventana. Con la cara expresó gestos claros. Un primero de asombro y sorpresa. Otro de duda. Acudió a su padre y le preguntó: Papá, papá. ¿Por qué el día es tris...
Coronavirus día 54 Del voto del lector Podría ser a estas alturas del ensimismamiento que las letras tuvieran que callar o proseguir. Después de ver espectros de lo que deberían ser, gerentes de nuestra prosperidad. Esos delegados del pueblo que tanta grima me dan. Cada año más. Podría ser que la prórroga del estado de alarma, tuviera también que ser pedida a mis lectores por mi parte. Cuando escucho en mi silencio un grito de miedo. El cansancio que ciega mis pasos no da paso La Luz de mi sombra. Ya que los sueños mutilados no pudieron hacer fenecer. Que el camino del regreso es un camino por ver en la mirada de tu porvenir. Que las heridas no desangran los pensamientos de la única fe de tu compañía. Ya no urge la hora de la dentellada y el aullido brota diario, espontáneo como lo que me gustaría ser. La Libertad es una teoría de lo abstracto en este consumo desaforado de capitalismo y candombe de proletariado explotado en la raíz de su necesi...
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