
Como una lucha de contrarios en constante movimiento. Hegel y Heráclito en la razón de sus vidas, la teoría como razón de ser y causa de estudio y praxis.
La esencia de la ley dialéctica de la unidad y lucha de contrarios está en que los objetos y los fenómenos se desdoblan en tendencias contrapuestas, constituyen una unidad de contrarios. Las tendencias contrapuestas no existen simplemente, sino que se encuentran en estado de contradicción y lucha permanente entre ellas. La lucha de contrarios constituye el contenido interno y la fuente de desarrollo de la realidad.Tal y como la naturaleza y el tiempo, tal y como en esta semana la contrariedad de la climatología desvariaba roperos y personas. Antagónicas temperaturas en escasos días de diferencia. Después de la degustación diferenciada y variada de un mismo producto en infinidad de sabores, la realidad golpea de nuevo en preguntas incontables y dudas que arrecian como polen primaveral.
Así es como un fenómeno moderno llega a intimar con la pregunta de futuro. ¿Cuál es la diferencia del ser humano en la lucha antagónica de dos maneras dispares de plantear un domingo en la educación de los niños?
Una singular, que produce un declive en la creación y estructura asociativa del niño a mi modo de ver. Llevarlos a pasar el día a un centro comercial de los que crecen en las urbes como cebo al consumo es una prioridad que no entiendo. Conlleva simplemente un deterioro en la percepción creativa del infante, genera emociones encontradas, ya que percibe que todo está a mano. Sencilla forma de fomentar el consumo, sin valorar lo mucho que cuesta conseguir algo en esta vida. Procesos que estimulan poco la creación y las relaciones sociales entre las criaturas. La unidad del capricho y la forma individualista ‘per se’.
Quizás sea una forma un poco dura de describir las sensaciones que percibo en esta contrariedad ya que las asumo desde el exterior.
“La interacción entre el niño y su entorno hace de nexo de unión en la activación de las emociones”.En el otro extremo, una más sana y para mi más eficaz, para conseguir capacitar al niño para valores sostenidos en la tradición psicológica, ahora poco a poco perdida como animal en proceso de extinción, a pesar de su lucha de contrarios.
El contacto natural con los parques infantiles, los paseos por los jardines o campos naturales. Una interacción entre el niño y su entorno, entre los pequeños y el entramado visual que hace de nexo de unión en la activación de las emociones.
Una relación objetiva que estimula la asociación infantil, la asimilación y comprensión del entorno, haciendo de un cúmulo de conceptos la realidad futura del infante.
Y es esa lucha entre la pereza y la vitalidad, la pasividad o la actividad. la individualidad o el sentido grupal y de pertenencia. La valoración enfrentada en contrarios efectos y la solución a un único modelo.
¿Cual es la verdadera aptitud o la acción más idónea para el desarrollo de un niño?
Desde luego, ahora con el buen tiempo, no tengo dudas. Los niños van desapareciendo de las calles de los pueblos. Los barrios son nombres que se van al son del vaivén de un columpio olvidado. Y es esa la verdadera de mis preocupaciones.
La España donde las mujeres se escondían, donde el aborto era perseguido, regresa. Debemos tener conciencia y plantearnos los límites. Pero en esta disputa en la que el gobierno silencia el desmantelamiento de la Ley de la Dependencia en un reproche de recortes y olvidos. En un aumento de plazos en los que sin disimulo la muerte llega de su lado quebrando la esperanza de los enfermos y sus familias. Activando la diferencia social como una lucha de contrarios, en la que tanto tienes tanto vales. En ese retroceso o regreso al pasado (que no futuro como una de las míticas películas del señor Michael J. Fox).
¿Qué sentido tiene si los que fomentan la vida de los enfermos crónicos sin solución, luego te quitan o te niegan las ayudas a una dependencia tan necesitada? Posiblemente de una manera más agónica y cruel que si hubieran dejado abortar a su madre. Es esa lucha de contrarios tan extraña y contradictoria que nos embarca en una duda inmensa pero el final es el mismo.
En cualquier circunstancia la derrota mortal o el sufrir es el de la inocente criatura, pero el asesino o el culpable del sufrimiento o de la muerte quien es realmente. ¿La madre o el sistema? ¿La conciencia o la legalidad?. ¿La muerte o la larga agonía?
¡Qué cruel es la vida y sus historias cotidianas! Me preocupo de la educación de los enanos y la tensión es mayor sin haber solventado la incógnita del silogismo. La psicología y la ética de la mano sin saber que seremos los culpables de cualquier acto que de solvencia a la disyuntiva.
En este aspecto les dejo ya esta semana. Disfruten de mi ausencia y aniquilen las dudas porque será la ilusión de la respuesta de esta lucha de contrarios que es la vida.
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