Un simple recuerdo de belleza y poema. Vida y muerte. La anestesia del dolor en escarcha de recuerdo. Grandes personajes están de aniversario estos días. Dos de ellos viven. Dos mueren. Mezcla de arte y pasión, de redoble de admiración y exquisita dominación de su arte en cada uno de los campos que precisan.
El mayor de ellos. Sería el gran bate de Hispanoamérica. Neruda de voz y canto en Isla Negra. Valedor de diplomacia y metáfora en la palma de su mano. Desbloqueando el Sur en pleno centro Madrileño. Arguelles, campo de operaciones la casa de las flores. Después vino la retirada y su compromiso. Allende con él y el vértigo político de un ejecutor. Sus poemas desesperados siguen arreciando en la costa de los humildes. Del espíritu del cartero y de la carta inconclusa de los versos que nos dejaron allá.
Otras flores para un funeral serían para los ojos azules del celuloide y su inmensidad. Cinco años del deceso de señor Newman. La intensidad de sus ojos proyectaba sobre todas las cosas que hacia la pasión. De sobra conocida su carrera cinematográfica, de merecidos Oscars, aunque de cosecha tardía, la academia no cuadraba con él, a pesar de tener en su haber mejores títulos que por los que le fueron entregadas las estatuillas. Obviando el del mérito a su carrera fílmica.
La misma intensidad que en sus carreras automovilísticas, el campeón más longevo de un circuito de 24 horas con setenta años. O el sabor de sus salsas. Hubo un tiempo entre los más jóvenes americanos que eran más conocidas que sus películas. Bueno quizás sea una exageración. O sus conocidos campamentos de verano para niños desfavorecidos. Así era Newman un pasional de ojos azules. Buen tipo, como diría Redford, lo que todo hombre le hubiera gustado ser. El dulce pájaro de juventud paso de ser un busca vidas a un fiel amante de su esposa. Hasta ahí le llego la pasión. Contrario a lo que Hollywood nos tiene acostumbrado. Su amor llegó hasta que la muerte los separó.
Ahora si, los aniversarios vitales ocupan unas líneas. En el post anterior de este blog ya tratamos al Killer. Nos remitiremos a el para no repetirnos.
Dentro de las artes, ya hemos tratado la poesía el cine y la música. Ahora recordaremos a una mujer que reúne todo en ella. La musa de las musas. Mónica Belucci cumple años y despierta pasiones. Poesía, música y cine pueden inspirarse en ella. Mujer de tradición italiana, siguiendo la línea de las predecesoras, las grandes divas del cine italiano: Loren, Cardinale, Vitti etc. Modelo de inicio e imagen de marca actualmente. Plega su palmito en eventos a golpe de talonario para embelesar al pueblo y que olvide la realidad para habitar los sueños con ella. Las dotes de actriz van creciendo y va interviniendo en cada vez más películas. De las pocas modelos que han triunfado en el cine. Y siguiendo la tradición de las mamma del cine italiano cruzo el charco y compartió Europa. Como ellas sigue siendo utopía de mortales y más aún habiendo roto su matrimonio el pasado agosto, con un actor francés que no viene al caso. Total se quedó atrapado en su ensoñación.
No es una mala forma de comenzar octubre con el recuerdo de estas personas. Ahora que otoño se va revolviendo del letargo como un bello poema en la secuencia de una película con una arrolladora banda sonora, como el otoño.
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