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Tres pasos al cielo.



Otra efemérides de violento gesto. Un accidente mortal se llevo una estrella. Tan joven se hizo mito que da grima pensar en todo lo que pudo haber hecho. Quizás se hubiera lanzado a una carrera que salvase al mundo y traspasase fronteras. Tal como ha venido haciendo desde sus grabaciones. 

Un error de otro mocoso, con la excusa de una licencia de taxi. Chofer equivocado como la velocidad equivocada. Malas consejeras las prisas y la consecuencia de una suerte esquiva se llevaron a Eddie fuera del alcance terrenal. Veintiuno los años que comprimió de golpe. Vivió a la misma velocidad que se fue. Otorgando grandes grabaciones al rock and roll. Magnífico, avezado y adelantado instrumentista. Consiguió de la intensidad de sus grabaciones la vibrante emoción de sus arreglos. 
Aunque comenzó su carrera con un Cochrand al que se hermanó en un dueto musical con toques country. Posteriormente, cada uno tomo su camino siguiendo su propia estrella. 

Alguien advirtió que su meteórica carrera tomaba una velocidad inalcanzable. Cualquier giro inesperado podría dar al traste con todo. Tal y como años más tarde la noche volteó el albur de su existencia para estrellarse contra un poste. 

Creativo al máximo en las técnicas de grabación en estudio, riffs en guitarra y acompañamientos que serían imitados. Motivo de inspiración para muchos músicos futuros.  También escribía sus propias canciones y grababa los instrumentos que precisaba. Un derroche de talento era la recompensa a su temprana juventud. 

El salto a la fama se produjo en el histórico 56 con una canción, "Twenty Flight Rock", en una película de culto,  "The Girl Can’t Help It", para los amantes del género. Facilitándole la firma de un contrato con Liberty Records. 

"Sentado en el balcón" del éxito compuso dos canciones que le han otorgado la inmortalidad. 
Impresionantes himnos juveniles de entonces: “Summertime Blues” y “C'mon Everybody”. Posteriormente, los temas: “Drive-In Show”, “Jeannie, Jeannie, Jeannie” y “Somethin' Else”.... ponen de manifiesto el inmenso valor de un joven con una carrera tan meteórica y fugaz de tan solo cuatro años. 

Apenado por la muerte de Buddy Holly, el Big Bopper y Richie Valens, compuso uno de sus últimos temas: tres estrellas. 

Como otros muchos cantantes se le procesaba una auténtica devoción cruzando el charco. Aprovechando la ocasión su último viaje fue con Gene Vincent. Junto a los dos rockeros norteamericanos, estaban Sharon Sheeley, la prometida de Eddie, más el manager de los conciertos, alquilaron un taxi que los llevo al desconsuelo. La fatalidad pudo con Eddie. Gene Vincent quedo cojo y marcado su destino. Otra víctima más de la carretera. 

La familia Cochrand también recibió la maldición en sus personas ya que Eddie era su semidiós. Pero eso es otra historia. 

Lo que cuenta la gratitud de su vida y la jovialidad de su espíritu trasmitida en herencia a muchos de sus fieles seguidores. 


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