
Propósito para el nuevo año

Recorro el estrés que me producen las fechas que habitamos. El sabor del telefilme edulcorado me da grima, aunque a algunas de las películas les permita su visionado para despilfarrar lágrimas y energía negativa que va cargando la bodega de mi estado.
Recorro con el nervio a flor de piel la sonrisa fingida de la gente y la hipocresía mundana de los poderosos en el puente de mando. Designio de los países del primer mundo, con el oprobio de los desfavorecidos y muertos por la indolencia inapetente del que no saca fruto y sacia su sed.
Recorro la indiferencia, el mutismo de la encelada cuestión familiar y los nervios de repartirse en líos desafectos, de las desganas y los motivos de indiferencia que pueblan los afectos de las ramas de la sangre.
Recorro la tez somnolienta de la pereza y el miedo. El mundo es desconsuelo de muchos y la vida mata conciencias despistadas. Por eso, he compartido un par de días distintos a todo lo vivido anteriormente en Navidad. He meditado en misa del Gallo, compartido la homilía con monjas y enfermos. De la voz interior surgieron las ideas del futuro y los anhelos. Todo puede ser más sencillo es el mantra que reitero a cada paso que reafirmo. Pero todo lo hacen tan complicado.
Después en la comida de Navidad se reforzó la intención. Espero que no se quede en un mero propósito o en un vistoso despropósito. Reunión de culturas y religiones: un pagano; una seglar; un agnóstico; una beata machista; una señora mayor llena de vitalidad; una maestra de viejo cuño; una profesora moderna; un humanista; una monja; un árabe libertario; un vividor; una sumisa; una musulmana tradicional y su hija de dos años.
Intercambio de pensamientos y respeto mutuo en la piel de los contertulios. Vivencias dispares que se encuentran en el hecho compartido de la Navidad y su significado de Paz entre los pueblos y hombres de buena voluntad. Algo que olvidan los gerifaltes de toda condición, expresión, credo e ideal. Pienso en el aperturismo sacrosanto del nuevo Papa, Francisco y el ejemplo a seguir para dar por bueno el inefable camino seguido por parte de la curia y demás estamentos. Sin olvidar lo errático e inane de los actos de los gobiernos y sus diplomáticos. Y lo digo sin pudor, de qué sirve que hombres y mujeres, independientemente de su círculo de influencia practiquen, lean y mediten sobre la fe, si luego son incapaces de filtrar conceptos, asimilarlos y poner en práctica el Amor y La Paz con sus semejantes. Buscando problemas a lo sencillo de la vida si nos desvistiésemos de toda mal interpretación.
Es ahí, en la humildad de los actos cotidianos donde el hombre se acerca al hombre, a pesar de los lobos esteparios que pueblan la península y el orbe de nuestra integración y sociabilidad. Remarcando la actitud fría y egoísta de muchos de los que nos rodean, como los afines a una ley que no permite a las mujeres hacer o decidir lo que les salga del mismísimo coño. Retrocediendo en los avances y lo que es peor, posibilitando que un violador salga antes de la cárcel e incluso sea penado con menos años que la mujer violada que ha decidido abortar.
Así pues, esta exageración cercana y aberrante no es entendible y asumible por el común. Como tampoco es comprensible que el esfuerzo ímprobo de Caritas, la Cruz Roja o Banco de Alimentos en estas fechas no sea asumible por el Estado español que, garantice unos mínimos a todos y cada uno de los ciudadanos como dictamina la ley soberana de más enjundia que en teoría rige en nuestro estado social y democrático de derecho. (En estos días el ayuntamiento de Madrid quiere cerrar un local del Banco de Alimentos)
Ser un hombre de bien con los límites del respeto a la libertad de los demás, donde finalice la mía y viceversa.
Por eso, me he marcado un único y solo objetivo para el nuevo año: intentar en lo posible y con todas mis fuerzas ser un hombre de bien. Lo que no quiere decir un gilipollas, del que todos se aprovechen y traten de obtener un beneficio. Sería muchas veces suficiente, aprender a decir "no". Aunque la gente egoísta no comprenda y me tache de sus preferenciales. Ser un hombre de bien con los límites del respeto a la libertad de los demás, donde finalice la mía y viceversa. No va a ser tarea fácil pero, si todos nos propusiéramos lo mismo, independientemente de nuestro estatus y nuestros conocimientos, seguro que el mundo sería un lugar más habitable y comprensible. Cercano y familiar. No tan hostil.
Tan bien nos iría limando las críticas destructivas de los celos y la envidia del hombre. El enjuiciamiento y los prejuicios, la postura solemne del que se cree poseedor de la verdad y no asume un consejo ni conserva la estima del prójimo por orgullo mal entendido.
Odio la intransigencia del que dice ser gente de talante. Odio al que no consiente crítica constructiva ni admite la educación como consenso. Odio al que no dice claro lo que quiere y piensa que deben interpretar sus gustos. Odio al que piensa para sí y no es tolerante gastando pelaje de simpatía e hipócrita mirada. Odio el celo enrabiado y las personas que no se adaptan mirándose el ombligo sin querer ver las vidas de los demás. Así pues, trataré de ser un hombre de bien en el próximo año.
Disfruten de mi ausencia, como siempre hasta la semana que viene y no se atraganten con las uvas. Sean indulgentes y pacientes. Les dejo con una pregunta: ¿cuál es su objetivo para el próximo año? Estúdienlo, ya me contarán. Quizás sea el mismo que el mío. Obtengan al menos salud para disfrutar de un año feliz.
Kerouac97@hotmail.com
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