Se notaba en su discurso un tono de humildad y cierta ingenuidad. Primeros años de acordes en espiritual naufragio. Sombra de dudas e inquietudes. Soledad de un trago de bar. Historias pasadas y deudas reprimidas por el paso del tiempo. Solitario verbo herido por la inquina de la desconfianza. El vaso del sentimiento vacío y borracho de sufrimiento, sus palabras mojadas en alcohol son servidas con la quietud de las horas traspasadas, clavando su monólogo en la nausea de su vida y en el pañuelo del paciente barman. Con sonrisa fingida despierta los tragos amargos del ayer, embriagado de soledad con el reproche del amor y del cariño que nunca llego.
(El cuadro "El borracho" del maestro Sorolla")
¡Qué hermoso poema... triste, pero hermoso!
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