Artículo publicado el 8 de abril de 2014 en el periódico digital La Opinión De Trujillo
(01/05/2014 en blog)
Hastiado se encontraba, adosado al cansancio de la losa cotidiana ensamblada en su cabeza. Hastiado de un porvenir sin futuro y el futuro hecho de deflación en las nalgas de su devenir.
Hastiado de las poses de sus semejantes, acartonados y mustios. Interesadas expresiones en la injerencia de sus afectos. Hastiado del mundo que pedía sin agradecimiento a cambio. Hartazgo de las personas que del favor toman obligación y si no, agravio. Hastiado de las culpas que no eran de su incumbencia. Hastiado de los caraduras de porte y traje, de colmado euro que visten su arrogancia.
Hastiado del tiempo perdido y el que se malgasta por cuenta ajena. Hastiado, por arrumbado en la frontera de una sociedad que sonrojó su escepticismo, cada mañana al despertar. Hastiado del saludo con intención. Hastiado de la llamada perdida y el olvido. Hastiado de los que se van porque los niños lloran y no tienen las lágrimas de cuna en su regazo. Hastiado de los susurros mal intencionados. Hastiado de la presión popular por que no era lo que ellos son. Hastiado de los valores sin criterio y los perdidos por el sentido común y por el común sentido.
Hastiado de los chupasangres de luto que buscan la luz en los demás, absorbiendo la poca energía que le quedaba. Hastiado del que no logra ayuda y no comprende, sin absolver la voluntad no satisfecha. Hastiado de la incomprensión de los demás cuando a todos debía comprender y ponerse en su lugar. Hastiado del fondo humano por inhumano. Hastiado del cansancio que le producía la somnolencia de las horas derrotadas, palpitando miedo, hechas sopor de cada instante. Hastiado del insulto diario de la desgana consentida. Hastiado de luchar y de que los malos siempre ganasen, haciendo de los demás malditos hacedores de locura.
Hastiado de la burocracia para unos muchos. Hastiado de negligentes de mala folla. Hastiado de lo fácil trasformado en imposible. Hastiado de los muros poderosos que impiden ver las crudas calles. Hastiado hasta el efecto de abandonar la perentoriedad de las acciones. Hastiado del impulso que no llega y de la suerte varada, abandonada en la isla de los supervivientes sin necesidad. Hastiado de la flatulencia inoportuna del papel cuore, del naranja y del gris, desinformando la ansiedad de la gente. Hastiado de ser el culpable cuando era vilmente asesinado. Hastiado de las prisas innecesarias que dejan sin aliento y, encima no llevan a ninguna parte. Hastiado de que la muerte no permita vida y que la vida además de ser dura, la hagan más complicada.
Hastiado de que la gente le llame cansino, debido a un aborregamiento exacerbado. Aunque, realmente, yo le comprenda. Rompió con las cadenas innecesarias. Y allí esta, fumando un cohiba tranquilamente, en la orilla delCaribe. Sin molestar a nadie. Fuera de circulación. Pero con el Gran Premio de que nadie le moleste ni interrumpa sus sueños.
Quizás, muchos de mis lectores les pase lo mismo que a el, al igual que yo estoy también harto de tantos hechos y noticias sin resolver. Así pues, disfruten de mi ausencia hasta la semana que viene. Y si están hastiados háganlo saber, al menos les liberará hasta que puedan vivir con la calma necesaria.
Kerouac97@hotmail.com
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