"Soledad de los días". Cuento de Navidad.
Temido el día a pesar de los pesares, el sino es evidente y único. Nadie puede contradecirle.
Con la voz rota y su imagen sola marco con insistencia el uno, uno, dos. Espero con la impaciencia del que no tiene tiempo. La voz metálica del otro lado le hizo llorar. Quiso colgar, pero un último impulso de esperanza le hizo esperar. Por fin una voz preguntó. Solicito y descompuesto inquirió por un trago de compañía que le mitigase el dolor, por no preguntar por la ausenta absenta que compartió bohemia y juventud.
Era malditismo suficiente e injusta la plegaria. Su incomprensión era tan alta y frustrante que jamás comprendió los motivos de su soledad. No creyó nunca merecerla porque fue un hombre de bien. Pero estaba cansado ya de la inocentada más amarga de su existencia. Quiso despertar en los oníricos sucesos de su pasado en forma de bucle.
Y así, volvió a vivir. Ese fue su premio.
JaviJerryLee®Diciembre2014
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