"Preocupación constante"
No tornaban las cortinas con el aire suspendido en un quieto vacío. Las persianas desaparecidas eran símil de los desprotegidos sentimientos que llevaba consigo. No quería saliesen a la luz. Se negaba a que se expandiesen. El defecto del cambio y los motivos que no permitían su osadía. Los fantasmas y los monstruos volvían a su cabeza como cuando bebe de infancia y relámpago transmitía el ayer, en los minutos que llenaban la noche de la añorada niñez. Esos frutos de terror eran simiente de desconfianza. Los vacíos existenciales procuraba mitigar con renglones que no soñó. Las líneas negras disueltas en pos de la vida que prosigue. Pero la luz de un nuevo nasciturus hace de la palabra abuela, la juventud eterna en su paladar. Su sonrisa, la carne que le da sustento pero la distancia y la pereza del tiempo, la preocupación de su día a día. Pero pronto, una nueva fotografía poblará su vida y será la nueva causa que derrumbe las crisis que se interpongan y los pequeños enfados cotidianos serán ironías del destino en la talega de su descrédito. Para que la preocupación constante sea solo anécdota de unos segundos para olvidar.
Bonito poema en prosa, señor Jerry Lee. Un poquito triste, sí, pero con final esperanzador. ¡Bravo!
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