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Entre vinilos y cds

Artículo publicado en el periódico digital La Opinión de Trujillo el 11 de diciembre de 2014



Entre vinilos y cds






Ya el frío se va adueñando de las calles. Nuevo tercio sobre mi vida y tiempo de café sopesando el pensamiento.
En nuevo juego sociológico me encuentro y en voz de música que me encauso. Experimento en mercadeo musical y percibo cómo el negocio se ha trasformado.
Observo los anaqueles y estantes revestidos de las letras de los poemas, de los ensayos de los inquietos. Contemplo el corretear de las notas conjuntas y un estruendo heterogéneo en miríadas de cds, o discos compactos revueltos por la estancia de mi remanso.
He comprado hace poco una nueva cadena con tocadiscos incorporado,desempolvando viejos discos para la ocasión, colmando curiosidad y recuerdo. Después de muchos años, he vuelto a poner un disco de vinilo.
Recuerdo en años de mi mocedad en la casa de las Huertas de Ánimas de mi tío Eloy Diadosa, un gran equipo con cuerpo horizontal con tocadiscos incorporado además de cassette y la radio analógica con frecuencia modulada. Todo un equipazo para la época.
La parte inferior del mueble se encontraba lleno de discos Lps que luego serían clásicos, como Led Zepellin, Pink Floyd, Elvis Presley, The Who, The Beatles,etcétera.
Luego otra colección de discos singles y entre ellos los discos añejos de recoleto sabor, los publicitarios de 'Fundador' con los éxitos de la época: el Festival de San Remo, los Brincos, algunos de copla y folclore. Por último, otros que no llegue a escuchar por la poca motivación que me producían sus nombres, o los títulos de las canciones. Fueron estas las primeras motivaciones hacia la música. 
El tacto de las carpetas que guardaban los vinilos, las letras de las canciones eran sensaciones nuevas y que quedaron indelebles.
También recuerdo el regusto de sacarlos todos y ordenarlos según las apetencias del momento, primero por orden alfabético. Otras, cuando empezabas a familiarizarte con los grupos y artistas tratabas de organizarlos por estilos. Todo un despliegue formativo e inductor de tus futuras elecciones.
Posteriormente, llegaron las cintas y el bolígrafo Bic, para seguir creciendo y ya compartiendo las preferencias de adolescencia y aventura. Del acné juvenil e historias de desamores y platónicos compromisos, cambalache de cassettes y grabaciones piratas, cintas dedicadas e impulsos de pop and roll. Poesía a golpe de rock and roll.
Así, pues, después de tantos años he revertido el tiempo y he degustado sensaciones pasadas. He vuelto a la afición del coleccionista, ampliando ya a más de ochocientos mis cds, con la audición de algunos de los mismos. Pudiendo percibir para un aficionado con mal oído que su sonido es más certero y auténtico, ya sea a través del cd o por lo más tradicional del cassette y sobre todo del vinilo, que si la escucha es a través del mp3 o del spotify o cualquiera de las aplicaciones digitales similares.
Asimilando con la visión de los anaqueles llenos, que su desnudez no hablaría de los gustos del habitante del lugar. Sería un espacio tan vacío e impersonal que no diría nada del propietario de los mismos. Nadie podría asimilar la historia personal del hombre sin el discurso del título de los discos, libros, películas, etcétera, que pueblan su existencia.
Pienso que puede dar un apunte certero de la personalidad de cada uno, aunque cada uno tenga sus propios fantasmas apartados en lo posible de la cotidiana realidad.
Escuchar plácidamente la música en tu sillón favorito, repanchigado y huido del mundo.
No creo en la petulancia al advertir el ritmo sosegado y la palpitación que envuelve el momento, escuchar plácidamente la música en tu sillón favorito, repanchigado y huido del mundo. Como dirían los Desperados en su canción, "No puedo estar mejor".
El arte de los artesanos del sonido, valorando su profesionalidad ante tan pulcra e ingrata labor, viciada por la inmediatez y la fugacidad de los momentos que transcribimos en el lector de nuestro disco duro saturado de megabytes de estulticia y neuronas a la carrera sin percibir la esencia.
Ahora, la música de usar y tirar al servicio del consumo. Cuando antes percutíamos nuestra mente e instinto en volver a escuchar los mismos títulos, cuando un nuevo Lp o cd del artista de turno era como un complejo ritual al que reflejar nuestras inquietudes y causas, cuando las letras se quedaban impresas a fuego lento. 
Ahora, lo digital trasforma la vida a pesar de lo evidente de su elemento práctico, el cual utilizo y no por ello deniego de ello, a la hora del transporte o de las horas fuera de casa escuchando a través del movil las canciones comprimidas que realmente no reflejan el sonido que el artista quiere inmortalizar en el estudio donde quema las horas de las quejas de su arte. Pero no duden en vivir la experiencia de la escucha directa. 
Y no hablo de la vivencia maravillosa de un concierto donde la carne en el asador demuestra verdaderamente quien es quien en el mundillo musical, sino, más bien, me refiero a la hora de escuchar en tu rincón favorito la atmósfera, la sensación y el sonido del grupo o artista que toque acompañar tu momento a través de un cd, una cinta o un disco de vinilo. 
Cualquiera de las opciones les atrapará en un intenso viaje y volverán a sentir la música como hacia tiempo no la escuchaban, e, incluso, como terapia de choque ante el estrés de nuestras vidas, como momento de meditación y cortejo de pensamiento
Compensar valores y valorar no la cantidad que es lo que impera en estos días, sino la calidad del producto y su escucha.

Espero pues cumplan con el destino romántico de esta bella afición. Les dejo pues escuchando y revolviendo mis cds, cintas y lps en un divertido juego de armonía y distracción. Disfruten de mi ausencia hasta la próxima oportunidad.

Kerouac97@hotmail.com


Comentarios

  1. Después de leerle, señor Jerry Lee, es imposible no sentir ganas de escuchar buena música rock.

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