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Coronavirus 10

El miedo busca su acomodo en el sofá del salón. Se muestra invisible en un efectivo aquelarre contra el ser que lo invocó. 

Las circunstancias que subyacen son lodazal de un amplio espectro de posibilidades. Y la causa, la incorregible condición humana. El insomnio me ha devorado hoy y la preocupación no se sacia. Supongo que, estoy pasando por una etapa lógica dentro del confinamiento sometido. Hoy me siento como la lluvia que fustiga la ventana. El dolor de los que se fueron, Mercedes al encuentro de Alonso que le guardaba sitio en el paraíso de los hombres buenos. El encierro será largo y la fortaleza psíquica cada vez más necesaria. Hay verbos que no se pueden materializar pero adjetivos admirables se pueden ver en las pequeñas historias de cada día. 

Me ha sorprendido la adaptación de la infantil Sara. Hace días les conté que cuando uno de sus padres se preparaba para sacar a pasear a Donna, un ceremonial de protocolos varios invocando a la suerte del no encuentro y de la prevención, ella se quedaba triste. Una vez pasados los días y repetidas las ceremonias de entrada y salida a casa, simplemente se planta en la puerta, erguida como una chulapa y con dulce gesto acompaña la mano diciendo adiós. Al regreso, corre al encuentro riendo, esperando a que terminemos con los protocolos preventivos, nos mira y acepta el reto. Aguardando nuestro saludo. 

La noche me aísla a pesar del insomnio, me protege y me inquieta. Oigo toses secas entre los sonidos audibles y recuerdo imágenes. La noche de instinto supervivencia, de trago corto o largo inspira emociones e historias locas. La noche donde era cautivo y admirador. La noche de mis vivencias y de mis anécdotas. La noche casi siempre amiga. 

El tallo de la preocupación hoy es largo, La Corona que porta el virus necesita de mucha lejía y jabón para que luzca hermosa de nuevo. Pero hay otros mal nacidos que expanden virus en la red. Incitando al odio y al terror. Las falsas noticias crecen y si el criterio no distingue la ceguedad lógica de la masa se hace marabunta, con los peligros salvajes que conllevan. Tengo la esperanza de una sociedad mejor que haya aprendido del dislate cometido durante años y generaciones. Tengo esperanza de salvar nuestro planeta y crear una civilización más ética y responsable. Pero ante estos creadores del mal, creo ver Locos desesperados que ansían romper la baraja y, dividir el mundo. Rompiendo todo baremo social y regresar a la etapa más oscura de la historia universal. Por lo menos si fueran como Leopoldo Panero que, a pesar de su psique contrariada, se internó voluntariamente para no ser peligro de nadie. Hacedor de versos al servicio del hombre. 

La noche me advierte pero no me deja descansar. La noche crea fantasmas y las visiones de cody son reflejo de la desesperación. Te buscaré de nuevo Kerouac, necesito tu compañía para mitigar los efectos negativos y recordar el camino que paralelamente recorrimos. Buen amigo Jack, un trago de Bourbon y departir con nuestro destino antes de ser polvo en el camino. Corroborar nuestra fecha de caducidad, convenciendo al malhechor de que nos quedan jugarretas por hacer, venturas por soñar y vivencias por vivir. Solo tú, esta noche me puedes ayudar, con un haiku extendido y el reencuentro con Neal Cassidy que con su encanto, copulará con la parca y nos respetará por largos años. Después,  la fiesta y la calle serán nuestro destino, para festejar el contrato. Y trinar de alegría como los pájaros, cada vez más audibles y notorios en nuestro Madrid enjaulado.  

La noche me hace delirar, me atrapa su musa y juega. No distrae al insomnio pero mitiga mi preocupación. Trataré de dormir al mediodía. Ahora les dejo descansar. Cuídense y resistan. Nuestro aullido poderoso debe resistir unidos. 

Día 10 22 de marzo de 2020 

Si consideran este artículo de su interés no duden en compartirlo. 

Kerouac97@hotmail.com 


Comentarios

  1. En tiempo de crisis, el insomnio por la preocupación es síntoma del responsable, así que, aunque sea desagradable, se lo agradezco, señor Jerry Lee.
    No obstante, duerma tranquilo, porque a su aullido se une, en estos días (y en todos los demás, me atrevo a creer), el del resto de la jauría que también deseamos hacer las cosas mejor. ¡No es un lobo solitario!
    Descanse y ¡gracias!

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