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Coronavirus 3 día de encierro

“Coronavirus. Día 3”

Un catalejo,unos prismáticos, unos anteojos para ver las miserias del hombre. 

Desde nuestras ventanas contemplar la calle y ver el futuro distópico del que nos hablan sabiendo que ya está aquí. A pesar de nuestra incomprensión. Como cuando observo la cara de mi hija. Que con sus meses a cuestas, sube al carro que está en el pequeño hall de mi hogar y, espera. Espera una nueva salida, una nueva aventura en tierra, en calle extraña. No vaya a ser que saquemos los cuerpos del tiesto como en amenace que no es poco. Y plantados debe quedarse a pesar de su inocencia ignota.  

El parque al lado de mi casa, el Tierno Galván se ha clausurado. Cintas atadas a los árboles marcan el encierro dictaminado. Ya que el sentido común de muchos se ha dispersado estos días primaverales en vacaciones con pic Nic y juegos grupales porque los niños se aburren. Todos esos, criticarán al gobierno, a las autonomías, a los científicos.... Pero el reproche efectivo hay que dárselo a ellos por la falta de un sentido común y de un sacrificio nacional del que han carecido. Luego vendrán las lágrimas o bien las multas por su anarquía innecesaria. Porque tristemente muchos aprenden con castigo impuesto. Para nada valen las recomendaciones y consejos de buena fe. 

Tristemente otros efectos colaterales se están dando consecuencia de esta manida crisis. Disputas familiares, tensiones telefónicas, desórdenes alimenticios, muebles que se rompen. Y esto es solo el principio. Creo que los sicólogos serán dentro de unos días los que más clientes ganen y saquen sus propias conclusiones económicas. Espero los psiquiátricos no se saturen. 

Ni que decir tiene que se preparen los despachos jurídicos. La que se les avecina como dicen en mi tierra materna, es chica. Laboralistas, matrimonialista y penalistas. Tened piedad 

Día 3 de encierro. Domingo 15 de marzo  


Comentarios

  1. Estos son días duros, sí, pero necesarios para la salud y oportunos para conocerse mejor y también conocer mejor a quienes con nosotros conviven.
    En definitiva, un tiempo para ser más receptivos, comprensivos y generosos con los demás y, por qué no, con nosotros mismos.
    Gracias por sus letras, señor Jerry Lee.

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