Coronavirus. Día 7
Anoche pude percibir el reseco olvidado de los atardeceres libertarios, corriendo la sangre alterada en la vivencia del momento.
Acabo de llegar a casa. Una de la madrugada, paseo tardío con Donna. Solitario efecto, como un trago de absenta, como un rock and roll a contrapelo de un reguero de regeton moderno. Sintiendo la tesitura de la noche como una sombra con aliento. Deguste de un golpe, vibraciones y olores olvidados. Pude percibir el aroma de la Primavera penetrar por mi cuerpo. Me hizo partícipe como un premiado de los sentidos, de la nitidez de las calles. Percibí las partículas sin que nadie me hubiera dado una calada de un porro venturoso. Ni siquiera de un trago de bourbon que aliviará el miedo. No me arrepiento, volvería a hacerlo, como una escuela de calor, dejarme sorprender por los pechos al sol.
Todas estas sensaciones, fueron como una polución nocturna de sueño adolescente, contrariando y aliviando la contaminación engreída de los tiempos neoliberales. Burlando con sonrisa pícara la egregia mirada de los edificios experimenté la pulsión de la naturaleza. Recordé los campos castellanos, las dehesas extremeñas, los olivares andaluces, los pinares de la costa menorquina. Me asimile a la biología y comprendí. Me hizo recapacitar, creer en el futuro. Pensar en la disminución del agravio contaminante. Mitigar los peligros contra los animales. Recuperar la libertad de los caminos desiertos. Reintroducir la sensibilidad por el medio ambiente. Consentir la necesidad del respeto natural para poder seguir creciendo.
Fue un éxtasis que agradezco. Me gustaría tanto pudieran experimentarlo en la mejoría de sus intenciones. Que la ruptura positiva sea próxima y que la corrupción extrema del hombre sea ya saciada por las vivencias que enriquecen alma, aprecian el instante y conmueven el espíritu. Volveremos a sentir a pesar de a quien pueda importarle.
Recuperando el aullido poderoso de la natural primigenia. Piénselo y recuperemos el tiempo perdido. Porque seguramente, no habrá más oportunidades. No dejen que caigamos al suelo de la desidia del capitalismo irrespetuoso con la naturaleza y obviemos el egoísmo del hombre y, volvamos al calor del amor en un bar.
Día 7. 19 de marzo de 2020
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Qué bueno sería si, tras este enclaustramiento, no desperdiciáramos la oportunidad de hacer mejor las cosas.
ResponderEliminarGracias, señor Jerry Lee, por seguir acompañándonos y haciéndonos reflexionar en estos días.