Ir al contenido principal

Coronavirus día 23 de Aute al alba

Coronavirus. Día 23



La ilusión era, llegar a casa. Abrir el buzón. Meter la mano y encontrar una carta. El día era ya merecido por el premio otorgado. 

En Madrid, a 5 de abril de 2020

Querido Pablo 

Ayer me enteré de la triste noticia. Tardé en asimilarla. Aunque después del ictus, uno ya sabe, se quedó tocado y mal hallado. Solo era cuestión de tiempo, imagino. Supisteis llevarlo con discreción y os honra. Otros hubieran avisado a los medios o vendido exclusivas sin orgullo. 

Hace lustros que ni hablamos, al separarse nuestros caminos. Pero, he pensado que  la mejor manera de tributarle, escribirle al alba. Aquí me tienes recordando y agradeciendo. 

Años 80. Colegio nuevo. Etapa evolutiva y novato contigo en las aulas del colegio Nuestra  Señora de los Llanos. Compañeros de pupitre y dispersión. Mientras tu padre, a veces, pasaba por allí. Con prisa, sujetando una cámara, otra secuencia plano era su fin. Majestuoso como los pavos reales que disfrutamos en la Quinta De la Fuente del Berro. Cuantos recreos y trincheras en el parque. Sin importancia, no dijiste nunca que eras hijo de cantautor de éxito. Y aunque, a veces, estuvimos en tu casa de la colonia cercana al colegio y al parque, lo vivisteis como algo natural. Otros por menos, la arrogancia y el orgullo eran su carnet de identidad. 

En estas me quedé. Cuando afronté mi etapa de estudiante bohemio, de azar y Libertad. Fueron tres personas las que me influyeron en aquellos momentos. Uno de ellos tu padre. Me quedé con la barba de cuatro días, tardó en aparecer pero sigo con ella antes de que la moda nos jodiese. Con unos versos mal trenzados pero efectivos, a la hora de galantear y ser canalla de buena fe. Ventura el efecto del poema y la intención de componer textos de mediana calidad. Esa influencia ejerció y posó en mi como un objetivo de difícil comprensión. 

De par en par y como un animal me acompañaron sus versos años después. En noches largas de hospital, haciendo compañía en la enfermedad de mi querido padre. Postrado en cama y sin saber de su entendimiento, le leía las composiciones de tu maestro vital. Asintiendo el peso y el paso del tiempo como algo normal. Asimilando la muerte como tal y de alguna manera amando, con la paciencia mortal. Ironizando y departiendo con humor, no fuera ser que Satanás nos condenará por aburridos y gentes sin alma, despojados de todo deseo carnal. Huyendo de las felonías del hombre y de su ansia de concupiscencia sin tregua. Indecencia estrafalaria de los falsos en su ansia pura de terca alevosía. 

Amigo Pablo, me despido ya, con justa tristeza por causa del destino. Sostengo un abrazo de viejo amigo. Mantengo  el recuerdo y el espíritu del viejo trovador. Cantautor de las narices, descansa en Paz. Agradecido estoy a vos, maestro y canalla  Luis Eduardo Aute. 

Mi aullido de hoy va por ti. Un abrazo. 

Día 23 04 de abril de 2020 

Si consideran este artículo de su interés no duden en compartirlo. 

Kerouac97@hotmail.com 





Comentarios

  1. Increíble texto ... Gracias por acompañarnos. Un abrazo lleno de energía

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

“Buen deseo sea otorgado”.

En el silencio de la noche resuenan con alegría los cánticos de mi tierra. Y es ese recuerdo el que hace aflorar el sentimiento de la blanca navidad. Destellos y ráfagas de valores desgastados con el tiempo. Ajados por el desuso y el derrumbe de las buenas intenciones y los actos honestos, humildes consignas de una fe humana resquebrajada en los tiempos de fechas celebradas.  Por ello sana es la intención del buen deseo. Que no sea quimera como fiebre de vil metal. Costumbre cabal y querida la de una ilusión sentida año tras año al privilegio de la amistad sostenida en la vida. Al compromiso vital de hallar la estima y la Salud en carta cabal y en la fortuna dichosa de agradecer y sentir la vida cada día. Porque como la Navidad sea una plegaria constante en el nuevo año que te contempla.  Como diría el Papa Francisco: “No vivamos una fiesta falsa y comercial”. Complicado empeño aunque resuenen los cánticos de Mi Pueblo.  Feliz Navidad. Alma y aullido.   Ja...

Vetado.

Definitivo, no puede ser más claro. Cuando sopesas el hecho y crepitas con un no el oído del receptor, la consigna de enfado y decepción se convierte al instante en un perentorio objetivo sobre tú persona. El desafío es evidente. Pero tanto consentimiento cansa cuando se es presa de un continuo egoísmo que ignora el padecer de la primera persona.  A veces la empatía no debe ser unívoca. Debe constar como una bi dirección de entendimiento. Porque el veto negativo porque si tampoco tiene razón de ser.  15/09/21

Coronavirus día 34 Sara y el virus

Coronavirus. Día 34 “Sara y el virus” Como os dije ayer, un proyecto pretendía de nuestra colaboración. Presto confirmé la prestancia de mi intento. Sobre todo por la amistad que nos une. También como solvencia del Peter Pan que llevó dentro. Y que mi hija sea protagonista de unas aventuras pergueñadas por su padre y legado de la memoria. A la vez que impulsor de ciertos valores.  *el enlace  https://youtu.be/R9Nd0ME1r0Q os lleva al cuento oral. Posiblemente os guste más. Mis próximas colaboraciones en forma de cuentos podrán verse en  https://comunicabienestar.wordpress.com El cuento dice así.  La pequeña Sara en un día lluvioso miro por la ventana. Los cristales reflejaban tristeza. Y el ambiente era oscuro.  Al día siguiente la lluvia dejó las calles. Sara volvió a asomarse a la ventana. Con la cara expresó gestos claros. Un primero de asombro y sorpresa. Otro de duda. Acudió a su padre y le preguntó: Papá, papá. ¿Por qué el día es tris...