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Día 25, de fotos y sirenas.
Día 25, de fotos y sirenas.
Otro día. Otro reinicio en ignoto amanecer. Otros mundos a través de Orión. Nuevos significados revisando recuerdos y con emotivas experiencias su transcurso sigue con las sirenas recordando. Agradeciendo los avisos a los ciudadanos quedos, en hogar habitado.
Un recordatorio del Facebook me mostró un pequeño texto que escribí hace siete años. No es que fuera premonitorio pero podría calcar los momentos que vivimos. Decretando ante lo que ignoramos un principio de incertidumbre en la humanidad y una certeza en el día a día.
Y dice así:
“Que los jinetes de la destrucción dejen la desolación en los lares de un vacío sideral. Que los jinetes de la creatividad acompañen los días desolados. Y los jinetes curiosos dejen de comerse las uñas inventando historias de irreales sensaciones. Hoy tomaremos la calma del hogar que falta nos hacia. Lanzaremos aullidos de luna y vibraremos en compañía de besos y desnudas risas de lozana complacencia.”
En base a este recuerdo nos dispusimos a recopilar fotos en papel desde el nacimiento de Sara hasta ahora. Compilamos los retratos y las imágenes de un pasado y trataremos de plasmarlas en un álbum que me hizo mi tía Chon. A mano, encuadernado como antaño. Con el trato y el mimo del que sabe de antiguos oficios. Intercalaremos algún texto para mantener viva la imagen de un milagro. La ilusión de su trazo y la risa infantil contagiando nuestro corazón.
Es importante no olvidar de dónde venimos. Que no sea un réquiem de olvido y culpa. Que sea indeleble tatuaje, teniendo en cuenta que la desgracia no perdona. Y no importa ni cuna ni nombre. No importa irracional orgullo ni altanería de prepotencia de raza y título. Que no sea causa de tedio y si de credo constante. Es preferible pájaros en la cabeza con la humildad del que sabe de su fragilidad que el que clausura errante al prójimo y se cree clavel de perenne hoja. Si hay un camino de regreso que reconforte y cure.
Completando retazos del día. Emoción de sirenas. Gritos y vítores, siete coches de policías municipales pasaron por nuestras ventanas. Animando y apoyando. Con el latiguillo valiente de la resistencia. Todos unidos como pueblo de Madrid al recuerdo de viejos tiempos de desgracias a destiempo y consuelo de todos al abrazo de nuestros espíritus. Asi entre la lluvia habitada un arco iris nos despidió, hermoso gesto que emocionó nuestro talante, recordando que soy hombre de lagrima fácil y corazón sensible. Una pena, para tanto tipo duro que ensucia las calles y las vidas nuevamente.
El aullido poderoso muestra valor ante insensibles desprecios de baja ralea.
Día 25 06 de abril de 2020
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Kerouac97@
Señor Jerry Lee, hoy mi corazón se debate entre su texto (hermoso y conmovedor, como nos tiene acostumbrados) y esa foto de la pequeña gran Sara señalando el arcocíris.
ResponderEliminarEn cualquier caso, gracias por el sosiego que un día más nos proporciona con su arte.