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Coronavirus día 47 de ventanal

Coronavirus día 47



De ventanal 

Donde están los trabajadores que necesita el campo español me preguntó?? Quién va a cotizar, los emigrantes o los aburguesados votantes de Vox, que tanto defienden la patria. No quería entrar en política pero solo me cuestiono dicha tesis radical. El gobierno que va a hacer con los inmigrantes sin regularizar,  que quieren ir al campo, mientras los españoles no queremos. Y todo, para que tipos como tú y como yo tengamos nuestra nevera lista para recibir lo que con el sudor de su frente recogió el precariado. 

Mientras la mano de obra es escasa y los españoles seguimos enfangando la realidad que vivimos, creando ciertas diferencias insalvables, mientras que muchos que claman contra ellos no han cotizado. Al igual que me parece hipócrita el legalizar temporalmente a los inmigrantes para que nos salven nuestra barriga y no nos falte de nada. Y luego que, humanos de usar y tirar. Nos enjabonamos y aquí no ha pasado nada. En última instancia inyectamos un poco de lejía y les instruimos en el arte de la esclavitud. Todo para que el apoltronado siga cegando y rumiando al unísono su rebaño. Pero se oye más al burgués quejarse porque duele más , que al bicho que molesta, al pobre de turno y al que miramos hacia otro lado. 

En estas luchas seguimos, lamiendo la cara del cristal de la ventana. En esta locura los ventanales se han convertido en protagonistas. Y ya no solo es la broma de la vieja del visillo que decía el cómico, o se sentía en los pueblos de la negra España. Se ciernen sobre la ocupación del espacio todos los miembros de la casa. He visto estos días innumerables ventanas con historias visibles: los deportistas con sus bicicletas estáticas, los niños con su significada sorpresa en la cara, mujeres y hombres observando la derogación de la realidad, aguardando la designación de su rutina de antaño, modelos al sol para no perder su espejo deseado, ilusos al sol de poniente y acciones de concierto y cabaret para distraer a sus vecinos. 

No creo en este tiempo, descontando los dueños de chalets o de áticos y terrazas, mayor objeto de deseo que las ventanas o ventanales sobre la calle. Cierto hábito de Libertad añorada a través de su escenario. También en boga después de años de obsolescencia, los balcones. Con sus organizadas balconadas que dan cierta vidilla a los barrios que la habitan. Ese es el territorio que han explorado con más tesón en los días acontecidos. Su fuerte demanda es el privilegio del que obtiene su plaza. Y sin obviar el debate, las necesidades de los bajos e interiores hacen que la lucha de clases sea mayor. Que diferencia de brecha, que diferencia el grito del que está acostumbrado a todo si en su burbuja de egolatría. Que silencioso suspiro el que lucha contra el no impreso en la voluntad de su necesidad. 

Trato de averiguar las historias tras los ventanales. Claro está, según lo que me dejen ver. Pero sigo pensando y creyendo en el amor que está detrás de los habitáculos. Sea ya en la espera o en su vivencia. Hágase pues del amor una esperanza. 

Y que nuestro aullido sea recompensa de esperanza, a través de las ventanas de cada cual. 


Día 47. 29 de abril de 2020 

Comentarios

  1. Es todo muy complicado la verdad ¡¡

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  2. Señor Jerry Lee, abramos una puerta... o una ventana a la esperanza.
    ¡Gracias por sus aullidos diarios!

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