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Coronavirus día 56 de la carta

Coronavirus día 56



De la carta 




Tomo asiento con el pulso desvanecido del día que se aleja. Elvis me susurra al oído y me sumerjo en las páginas vividas de una correspondencia. Tengo entre mis manos la epopeya de una amistad entre dos amigos ya fallecidos. Kerouac y Ginsberg. Es tan grato el poder evocador del arte epistolar entre dos personas que se conocen. Más íntimo y personal. 


Vuelvo a maravillarme. Pienso en la correspondencia de los dos escritores que acompañan mi devaneo literario, si pudiera llamarse así. Ahora que, las misivas mueren arrinconadas y olvidadas.
Como urge la correspondencia entre dos genios abriendo sus poros en la lagrima de un amanecer y en la duda constante de la noche atormentada cargada en sus venas.

Así es, como hecho de menos el arte epistolar del que gustaba mecerme y acompasar la vida de mis compañías de viaje. El gusto de la crecida de los años compartidos con los renglones torcidos en unos sobres remitidos. Que alegría entrever el papel blanco por la rendija de un buzón. Era la presencia consentida de la amistad o el dardo envenenado del desamor. O quizás la correspondencia fructífera de un amor al que abrir su interior, al mismo tiempo que rompía con el filo de un abrecartas el devenir del sobre.

Oh, quimeras departidas y compartidas en la intimidad de su habitación o al regusto de un café escribiendo unas líneas para mostrar  y saber de los tuyos.

Ahora, todo se ha vuelto más impersonal. Junto a los Correos masivos y los e mails sin respuesta, numerosos Correos de fotos, chistes, elucubraciones varias, creaciones para gente con sobrante de tiempo. En definitiva, los lazos que unían las cartas analógicas con la tecnología digital se han debilitado, ya que estas confrontaciones entre dos personas van desapareciendo para inundarnos de una información saturada y prescindible.

Ya no se donde viven esta Pléyade de usuarios asociados. Y algunos ni asocio, quizás con un nombre real, y mucho menos se si lo reconoceré por la calle. Será que me hago mayor y a nadie le interese una epístola que tan solo se preocupe y te diga: "Hola, como estas? El motivo de la presente es simplemente saber de ti. De tu vida. Yo por mi parte...

Por eso me gusto la iniciativa y propuesta en estos días por varios hospitales, de escribir a los pacientes para acompañarles en el trago amargo de la soledad. Participe de dicha actividad. Entre las que envié y escribí, he querido recuperar una. Para no caer en el olvido. Para que no se esfumase el gesto epistolar. Entre nosotros, el compañero de la distancia y el paciente. 


En madrid a .... de ... de 2020. 

Querido resistente y amigo:


Me atrevo a sostener que la fuerza debe ser tu sustento. La esperanza del porvenir. A pesar de la enfermedad, los datos y estadísticas nos hacen pensar en tu victoria en  la batalla que estás librando. La única opción que te queda es la paciencia. Como a tantos de nosotros que, la cotidianidad se ha visto despojada de sus vestiduras. A ti, que enarbolas el deseo de la salud, serás premiado gracias al personal sanitario que está contigo. Y por tu lucha por vencer. Querer ver de nuevo a los tuyos. Es que, te quedan muchas cosas por hacer aún. Así que, en momentos de desánimo que, seguramente los tendrás, recuerda siempre los buenos momentos. A los que te quieren, piensa en ellos, pronto los verás. Y combate con humor. Eso te hará olvidar la situación por la que estás pasando. Resistiendo, vencerás. Querido amigo, a tu regreso, espero tomar una cerveza o las que sean juntos. Darte un gran abrazo y departir de lo que nos apetezca sin prisa. Un aplauso mi valiente capitán. Se despide un amigo y servidor. 
Un fuerte abrazo 


Así seguimos camino con el aullido poderoso necesario para vencer. 

Día 56 8 de mayo de 2020 

Si consideran este artículo de su interés no duden en compartirlo. 
Kerouac97@hotmail.com

Comentarios

  1. Muchas gracias jerry!!! Es un placer viajar contigo a través de tus palabras, allá donde nos lleves!!! Un abrazo

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  2. Gracias, señor Jerry Lee, por compartir no solo su texto del día sino también esa preciosa carta: un aullido de esperanza y fuerza que destinó generosamente a un desconocido y hoy nos alegra el corazón a muchos más.

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  3. ¡Qué carta tan bonita! Seguro que su destinatario se ha visto protegido y envuelto por su aullido de sabiduría e ilusión. Y como él, todos nosotros con la sonrisa que nos suscita leerte diariamente :)

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