Coronavirus día 76
De vacunas
Integración en las fases con la distancia prudencial, de algo que creímos irreal y que con fórmula magistral nos demuestra la vulnerabilidad de nuestro arrogante orgullo racional.
La soledad se alimenta de los costados del confinamiento. Y la urbe fagocita las almas descarriadas, consumidas de pensamientos vacíos. Crece el esperma del gesto solitario y los óvulos perecen desprevenidos en un canto de abandono.
Cuerpos de expresión mutilada perecen de vida, anunciando el fin de una era.
Con un canto de nostalgia y con voz áspera de un elixir enganchado a sus cuerdas vocales. Las notas de un blues, mezcolanza irresistible de extrañeza, desencanto y austera esperanza, recortada por el recorte del pensamiento. Y con el postrero canto agorero de un desembarco capital, que estime y a la vez estimule la ruina de los fornicadores del ocaso.
Mientras, el deseo destemplado arrasa las pupilas en un holocausto sin forma, formateando las conciencias del ser humano. Acicalando lo mejor y lo peor de nosotros. Mientras, los envases y plásticos de lupanar siguen percutiendo la realidad, sin atisbo de responsabilidad, en el inconsciente gesto de insolidaria basura.
En secreta causa los líderes se reúnen con las altas esferas financieras. Todos están preocupados. No encuentran formulas verdaderamente rápidas para extraer los escasos capitales que van quedando. Y ese es su dolor. Por favor, llamen al doctor, no vayan a privatizar los infartos que se espera comiencen a llegar con el otoño lluvioso. A no ser que las vacunas comiencen a hacer el efecto deseado. Tanto las necesarias para combatir el virus como otras que curen la inhumanidad y la insolidaridad.
Sea aullido inmune contra los virus.
Día 76 28 de mayo de 2020
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Kerouac97@hotmail.com
Eso es, señor Jerry Lee, vacunas para el virus y vacunas para deshumanización y la insolidaridad.
ResponderEliminarLa primera es misión de los científicos; la segunda, de todos nosotros.