La contraseña de la reunión en el envío. “Abrete sésamo” y el mundo de la fantasía, de la semilla del fruto deseado podíamos encontrar.
Sara sabía que los miércoles las miradas volverían a cruzarse. Los amigos estarían. Juntos regalarían sonrisas, palabras y gestos. Pero sobre todo, estaban Cristina y Beatriz. Las profesoras, que tanto bien hacían enseñando nuevas cosas cada día. Ahora que la escuela estaba cerrada, los padres sabían de su valía. Agradecidos y con la ilusión de ver la cara de sus niños, al iniciar la sesión, aguardaban la cita. Otro cuento, nueva canción, consejos y ánimos. Los valores que debían compaginar con los mostrados en casa. Ese espíritu era tan importante como el crecimiento esperado. Los niños disfrutaban y aprendían. Los padres también.
Y todos se veían, reían, compartían y bailaban. Espíritu de animo compartiendo las preocupaciones que aparecían. Pero ahí estaban ellos, los amigos de Sara: Oliver, Teo, Amaya, Ivana, Gael, Georgiana, Aitana, Vega, Lucas, Adela, Leo y Bruno. Todos habían sido héroes. Adaptándose a la situación que iba apareciendo. Guardaban las distancias, conservaban las ganas de aprender y la ilusión. Pequeños grandes gigantes. Habían aprendido muchas profesiones: cocineros, atletas de salón, pintores, lectores, cuentistas, cantantes, comediantes etc.. Al verse,con sus risas recordábamos trastadas y travesuras del tiempo compartido, que de otra manera, no hubiera podido ser por los trabajos y ocupaciones de los padres.
Esas ganas de divertirse, aprendiendo jugando. Trasmitiendo la importancia de la educación. Gracias a las recordadas aquellos días encerrados, como “Crisybea”. Valorando su importancia y labor. Por eso, niños y padres corrían a los ordenadores para ver a sus profes, y la lección de vida que les tocaba. Nunca mejor dicho, con la alegría de un niño.
Y Sara y sus amigos se despedían de sus maestras con gestos divertidos, agitando las manos de un lado a otro, riendo, adió, adió. Con las ganas de volver a reunirse otra vez.
Como nosotros al ver de nuevo un cuento acabado y su valor entregado.
Sirva este aullido, por la importancia del esfuerzo y la dedicación de los educadores. Eso quedará en sus corazones, a partir de estas vivencias primeras, serán parte de su futuro e integrarán parte de su personalidad. Por eso nuestra gratitud.
Además. Una parte positiva del confinamiento. Haber podido disfrutar y compartir con Sara las veinticuatro horas de estos meses y haberla visto crecer en estos meses e ir evolucionando. Que de no haber sido así, me hubiera perdido, siendo un gran regalo. Como siempre, las experiencias vitales humanas, son las que me llaman poderosamente la atención.
Día 95 16 de junio de 2020
Si consideran este artículo de su interés no duden en compartirlo.
Kerouac97@hotmail.com
«Pequeños grandes gigantes» es una acertada definición para esos niños, señor Jerry Lee, y me atrevo a añadir «grandes gigantes» para hablar de sus profesores.
ResponderEliminarBea y Cris agradecen de corazón tus palabras. Por lo que representan las criaturas más pequeñas que han pasado esta situación, por lo que representais las familias estando presentes cada miércoles por la mañana y cada día con vuestros hijos e hijas. Por mi compañera que al igual que yo preparamos con tanto cariño cada uno de los cuentos, canciones y demás cositas que compartimos con vosotros. Por la labor que tanto familias como educadores y educadoras hemos compartido en todos estos días y por tantos abrazos que nos hemos perdido pero que de otra manera nos estais devolviendo con estas palabras acogedoras, llenar de cariño y que arropan nuestro trabajo diario. GRACIAS
ResponderEliminar