25/04/2014
El que tenga un amor que lo cuide sopesaba en el alambre de la ilusión. En la solapa del libro el ritmo del baile percutía en el título y los amores se cuidaban con el son de la ilusión y su compromiso festivo con el baile y los sueños tan vitales que cubrían cuerpo y mente de las parejas de la noche bajo la supervisión de la señora luna de cuarto creciente. En ese baile el amor crecía a ritmo de rock, cuidando la estabilidad de los pasos y el futuro en la pista de baile y su concurso.
Otros como en noches de verbena y autos locos, coches de choque y el pin pan pun del amor, la promesa del engatusamiento y la aventura de la tómbola en pos de la diversión y la fiesta. Algarabia en la voz de los protagonistas, saltos por doquier y besos robados al amanecer para llegar a la costa de la experiencia y a la amanecida de cualquier entonación pérdida o vivida.
También están los que sobreviven acompañados del autismo en su temor. Prefieren las latas en conserva y los bromuros de la técnica por video conferencia o los apaños visuales de un porno tube o de un chat enfundado de mentiras y silogismos virtuales de usar y tirar.
Estas son tres opciones como otras posibilidades, cada uno que se enfunde la que mejor le quede.
Señor Jerry Lee, ¡nos ha escrito la perfecta mezcla del estudio antropológico y la poesía! :-)
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