Como en laberintos del ocaso la mente se pierde y hastía el pensamiento a pesar del deseo. Ella era reflujo de pesadumbre y sueños de establo estable. La manta sobre la cabeza y la madeja de lana sobre el nombre de el. Acostumbrada a los reveses de la luna con la cara misteriosa de su envés. Era hora de determinar el pretérito de sus labios. Era hora ya de yacer junto a un hombre bueno que borrase la determinación de sus equívocos. Era hora ya de tener su merecida tranquilidad que le ayudase a mitigar los traqueteos de la vida y olvidar los abismos cotidianos. Era hora ya de olvido y cara lavada. Aunque conservase su celo de hembra enfebrecida de halagos y de miradas de grados Celsius evaporadas en los sueños mojados de los hombres. En pulsiones de acometidas y abrazos desesperados. Era hora ya del amor cocinado a fuego lento. Conservar la esencia de sus besos y jugar con el destino a carta marcada. Fuera las fantasías y los órdagos a quemarropa. Era hora ya de sentirse la mujer de, la princesa prometida que llega a la costa sana y salva.
Coronavirus día 24 De la tristeza a la alegría solo hay un paso. En este vaivén circular solo hay que tener paciencia. El animo es inquieto y las noticias positivas siempre son consideradas. Descenso de muertes, ingresos en UCi y aumento de altas hospitalarias. Continuamos la lucha. He recibido correo electrónico de una señora. Algo contrariado no dejo de sorprenderme. Querido JaviJerryLee o como quieras hacerte llamar. Sigo con atención tu página y, quisiera darte a conocer otro enfoque. Me llamo Esperanza y hace un par de días cumplí años, 94 para ser más precisa. Como bien puedes saber, he pasado por diversos acontecimientos en España. He vivido el hambre y la caridad. Pude cursar estudios, gracias a mis padres. Tenían un comercio que alimentaba al pueblo cuando no gozábamos del desarrollo de hoy día. Lo más grave, espero no se repita consecuencia de una guerra. Magisterio terminé y tuve la suerte de ejercer. A pesar de que no éramos muy bien remunerados
Señor Jerry Lee, bienvenido... ¡y gracias por deleitarnos con sus textos!
ResponderEliminarNo se vuelva a ausentar, le echábamos de menos.