Coronavirus 77
De violenta condena
Desgraciadamente sucesos de violencia de género se siguen repitiendo. Sea pues este aullido, como simple motivo de recuerdo y repulsa.
Era flor de primavera. Era el pensamiento más hermoso. Y eso que no creo en la certeza de la verdad absoluta. Conservaba la cadencia del poema en su cuerpo y con su ritmo de tierna guayaba embelesaba a los hombres.
En algún rincón obscuro de su pasado demoledor guardaba el secreto de un suceso. Quebrada era la forma de reconocerse en el espejo inverso. Cayo como manzana arrojada en la sima del pecado. Y el ritmo se volvió contra ella con el efecto de un bumerán.
Y los acólitos de sus devaneos la vieron perecer de la ansiedad más absurda. Y el reflejo de su mirada soslayo la pena. Bebiendo de la cicuta de la autodestrucción. Se dejo arrastrar por un impulso más fuerte que el que transmitía la luna en lo alto de su azotea.
Pasaron años hasta comprender su infortunio. Ella que, poderosa, había sido la más deseada de los mortales de su barrio. Ella, diosa de carmín escurridizo. Perdición de los ilusos. Tantos derroches a su alrededor. De nada sirvieron porque no aprendió. Y lo peor es que, perdió la razón. Influjo de hembra perdida por la dispersión de un influjo de pecado en forma de truhán embaucador. Figura chulesca que embelesa a las pérfidas más crueles. La manipulación de la mantis religiosa claudica ante la voz grave del macho alfa.
El paso del tiempo se reflejo en su imagen. Cargó con los años antes de tiempo. El destino del desamparo llegó a su encuentro y la voz de la soledad irrumpió en su garganta. No reconocía a la chica que fue. La mujer predestinada al olvido se mecía en la mecedora de la quietud. Lamiendo las heridas, cualquier tiempo pasado fue mejor. Tejiendo la ropa del nieto que nunca tendrá.
Las heridas del miedo espantan, pero la locura es el peor de los remedios, si no sabes enfrentarse a los problemas. Allí las horas pasan, la mente se aleja y la muerte te arropa con sorpresa de vida, mientras va tejiendo las horas al compás del ritmo de una mecedora.
Los chulos y castigadores, los enzarza golpes y los valientes cobardes sabrán de su culpa. Muchos han seguido ejerciendo bajo las horas del encerramiento, su tortura. Muchos creyendo su superioridad han vulnerado la distancia de seguridad con la violencia encaramada en su adn. A esos que se creen los machos de barrio, la justicia les espera, tras las sombras de una inquietante verdad.
Que los aullidos societarios ayuden a solventar y a acompañar en este trauma para dar justa solución.
Día 77 29 de mayo de 2020
Si consideran este artículo de su interés no duden en compartirlo.
Kerouac97@hotmail.com
77 días y 77 artículos. Enhorabuena, señor Jerry Lee, y gracias por acompañarnos con poesía, reflexiones, historias, consecuencias (como hoy)... y también bonitas imágenes (me encanta la que adorna este artículo).
ResponderEliminarCuídese y siga aullando.
Que podamos seguir disfrutando de ellas!!
ResponderEliminarGracias
Laura Tiramisu