Coronavirus día 87
De justo y necesario
He avanzado como hombre. Ya no soy un ser humano al uso. Mi nivel es superior. He comprendido que para evolucionar solo evolucionan los mejores. Para tamaño esfuerzo hay que hacer obras magníficas. Que ponderen la gracia de tu hecho con el acto en si. Y cuánto más subjetivo sea tú proceso, mayor alcance tendrás en los medios.
Estos días he observado a la ciudadanía en general. Y en particular, he seguido con ojo escrutador, casi tocando los escrotos del elegido, a los que considero escasos en los protocolos de una sociedad digna. Me he fijado en la cantidad de gente que no merece la pena que pene en las calles de nuestro entorno. Y es más, considero indigno que la gente que no piense como yo, pueda indicarnos su opinión. No me interesa. Son infrecuentes los casos en mi entorno, gracias al abolengo familiar que me ha permitido ser un hombre de bien. Con recursos suficientes y merecidos he sido un grande de España. Pero no comprendo como hay una muchedumbre que no cuadra con nuestra situación y pensamiento. Es algo que ha conjugado con mis pensamientos desde que nuestro confinamiento está dispuesto por un gobierno tan infame. Inflamable en su razonar y esquizoide en sus actos. Creo hemos llegado a una situación límite. Un hombre como yo, que he demostrado mi valía al frente de negociados de pomposo nombre y desconocida valía. Con el orgullo de sangre y con la necesidad del porte que pocos tuvieron, he decidido dejarme de naderías y actuar por el buen hacer propio. En justa causa, en necesaria condena.
Por eso, después de cavilar la acción precisa que se debía realizar y consultando con los archivos históricos del árbol familiar, he tenido que limpiar apellidos y el sable que sirve de abre cartas ha cedido a la presión, para marcar rostros sobre el corcho de mi garaje. He dispuesto para la ocasión un gran tablero para colgar los caretos de los suspensos. Los que no merecen. Aunque otros sin nombre ni profesión los he obviado sencillamente por desconocimiento.
He sacado de nuevo a relucir mi lado creativo. Mi cámara réflex y su gran objetivo me sirven para la ocasión y lograr lo ansiado de mi propósito. Fotografiaré los rostros observados, asestaré el disparo y sobre el gran mural, pegaré las fotografías de los indignos. Porque yo lo valgo. Porque soy superior y hacedor de la verdad. El resto, panda de mediocres no saben del designio de mis actos y la turbulencia de mis pensamientos. Y así lo afirmó con biblia en mano. Aunque me llamen blasfemo los insurrectos, los que carecen de criterio y de fe. Tengan cuidado los observo y los condenaré en mi tablero de juego si lo considero oportuno.
Sea mi aullido necesario para que nadie tome decisiones en nombre de la religión. Que nadie conjure ni blasfeme con el peligro que conlleva. La Paz De Dios sea con vos.
Día 87 8 de junio de 2020
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Kerouac97@hotmail.com
Je, sea bueno, señor Jerry Lee, y fotografíe guapos a los elegidos.
ResponderEliminarGracias por continuar escribiendo. ¡Aquí siempre le esperamos com ganas!